QUERER
CAMBIAR A LA PAREJA EN LO FUNDAMENTAL
Muchas
veces pensamos que hay aspectos de la pareja que no nos gustan, pero si surgen
cuando ya estamos afectivamente muy enganchados a esa persona, tendemos a
infravalorarlos y creemos que con el tiempo desaparecerán o que, en última
instancia, conseguiremos cambiarlos.
La
realidad es que hay costumbres o hábitos muy arraigados que cuesta mucho
modificarlos; incluso aunque sea la propia persona quien esté interesada en
hacerlo.
Los
hábitos y las creencias más profundas forman parte de los principios sobre los
que se asienta el individuo; podemos cambiar aquello que no nos «rompe por la
mitad», que no afecta a nuestra seguridad o estabilidad emocional, pero
difícilmente cambiaremos o nos cambiarán los valores sobre los que gira nuestra
existencia.
Muchas
personas cometen la ingenuidad de pensar que pueden cambiar lo imposible. Otras
están tan seguras de conseguir sus objetivos que actúan con torpeza, incluso con
prepotencia, y pretenden anular o modificar lo sustancial de su pareja.
Podemos
influir en algunos aspectos de la conducta y las actitudes de la pareja, y lo
haremos dominando los secretos de la comunicación, pero no pretendamos volver
del derecho lo que está del revés, porque sufriremos uno de los mayores golpes y
desencuentros que podemos experimentar en nuestras relaciones afectivas.
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