|
MUJERES / HOMBRES, ¿QUIÉNES LO TIENEN MÁS DIFÍCIL?
Las
mujeres, por lo general, piensan que han cargado con la parte más difícil en el
sistema de vida actual.
Han
tenido que adaptarse a una vida muy distinta, han cambiado gran parte de su
papel tradicional, han luchado para conseguir la formación necesaria, han
logrado desempeñar los trabajos más complicados, han demostrado su valía y su
esfuerzo, pero... aún se les siguen negando determinados privilegios, mientras
que las obligaciones, las responsabilidades, las tareas y los esfuerzos parecen
crecer a un ritmo imparable.
Los
hombres, sin embargo, no tienen la sensación de vivir mejor que antes. Se
sienten más cuestionados, especialmente por las mujeres; más presionados —tanto
en casa, como muy especialmente en el trabajo—; más inseguros, permanentemente
examinados y evaluados en todas sus acciones; teniendo que responder ante
expectativas más altas y exigencias más complejas...
Los
hombres también han perdido tranquilidad. No les resulta fácil adaptarse a unas
transformaciones tan rápidas como las que han realizado las mujeres; con la
diferencia, además, de que mientras éstas se han preparado para esos cambios, a
ellos les han pillado un poco a contrapié.
No
obstante lo anterior, todos deben adaptarse a la realidad actual, y en ese
«todos» no solamente nos referimos a los hombres y a las mujeres; también a las
empresas que pretenden comprar la vida de las personas, implantando unos
horarios inhumanos que hacen imposible la convivencia. No se trata de compartir
las horas que quitamos al sueño, se trata de VIVIR, con mayúsculas.
Si la
presión sigue al nivel actual, al final esas condiciones tan extremas se vuelven
en contra de la pareja y de la familia. Cuando nos sentimos «al límite», lo
primero que solemos hacer es mirar hacia la persona que tenemos al lado, y ésta,
lejos de recibir lo mejor de nosotros mismos, se convierte en el destinatario de
nuestras insatisfacciones.
En
cualquier caso, compartir es compartirlo todo; si hay poco tiempo y muchas
tareas por hacer, nada justifica que las mujeres o los hombres se lleven la peor
parte. Una distribución adecuada significaría que los dos integrantes de la
pareja pudieran terminar con sus «obligaciones» a la vez. Estar tranquilos,
tener tiempo para leer, para charlar, para oír música, para ver nuestro programa
favorito... es algo que nos gusta a todos; si nos repartimos equitativamente las
tareas, ganaremos tiempo para nosotros y espacios para el amor.
Ni las
mujeres lo tienen más difícil, ni los hombres más fácil; para todos es bastante
complicado, de ahí que hoy, más que nunca, debamos aunar esfuerzos y aplicar
nuestra inteligencia para encontrar soluciones. Recordemos que, generalmente, el
tiempo libre de uno se realiza a costa del otro.
|
|