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Esquema del Árbol de
la Vida
Esquema de los
círculos de la manifestación del alma
Esquema del Árbol
místico
NOVENA ESFERA:
YESOD, FUNDAMENTO.
Yesod es una esfera que
actúa como receptáculo de todas las Emanaciones superiores. Allí se
almacenan y se constituyen en un todo orgánico integrado antes de ser
canalizadas -tras haber sido sometidas a un proceso de prueba o filtro-
hacia Maljút, en donde adquieren forma física. Así, Yesod es pasiva y
receptiva respecto de las Esferas o Sefirot superiores, pero activa y
determinante -un plano de fuerza- respecto de la décima Esfera o Sefirá.
Yesod es, entonces, el
Fundamento del plano material, correspondiendo a lo que recibe el nombre de
planos etéricos o astrales: el entramado o andamiaje de fuerzas que existen
detrás de lo físico, dando estructura y significado, coherencia y finalidad,
a lo que sí no sería una infinidad de hechos inconexos.
Esta Sefírá pone al descubierto los hilos y resortes que hay detrás del
escenario del mundo físico. Puesto que todo toma forma en Yesod antes de
materializarse en Maljút, es allí donde se puede acceder a las pautas
temporales y leer la concatenación probable de sucesos futuros. Lo mismo
desde el punto de vista de la acción. Es necesario sembrar en Yesod para
conseguir algo en Maljút.
Yesod es un mundo de
imágenes, de luces y de sombras. Su naturaleza es del orden de lo psíquico;
su materia, "la sustancia de la que están hechos los sueños". De hecho, el
sueño es la forma más pura de conciencia yesódica. Y la facultad mediante la
que se accede a este mundo onírico es la imaginación creativa.
Llamamos imaginación
creativa a la capacidad de crear y percibir imágenes, poniéndolas al
servicio de un propósito constructivo. Es como soñar conscientemente. Por
medio de la imaginación subjetiva, se pasa a los planos de las imágenes
objetivas.
Sin embargo, es
necesario entender claramente que, como tales, las imágenes de Yesod son
proyecciones de nuestra subconsciencia. Nuestro subconsciente está en
comunicación con este entramado de tensiones y fuerzas y proyecta como en
una pantalla -Yesod es el espejo de la mente - imágenes representativas o
simbólicas para que puedan ser aprehendidas por la mente consciente,
acostumbrada a pensar en términos de la conciencia sensorial (Maljút).
Dicho de otra forma, es
nuestra propia mente la que construye las imágenes, y en ello hay un alto
grado de subjetivismo del que no se puede escapar. La imaginación es muy
plástica, moldeable por ideas y emociones (la acción que realizan las dos
Sefirot siguientes, Hod y Nétsaj). Así, el espejo de la mente no sólo
refleja objetivamente lo que hay, sino que se ve empañado con frecuencia por
los propios contenidos psíquicos. Por lo cual Yesod puede convertirse en un
mundo de ilusión, de espejismo, en el que encontramos lo que hemos puesto,
según nuestros deseos conscientes e inconscientes.
El espejo de la mente
sólo se torna claro cuando Yesod está en contacto permanente con la sexta
Sefirá, Tiféret, que se encuentra justo por encima en el Árbol de la Vida.
Tiféret representa la conciencia iluminada. Sólo entonces entendemos el
sentido simbólico de las imágenes. En general, el grado y los contenidos de
la visión dependen del nivel de desarrollo espiritual alcanzado. Claro que
stamos hablando de desarrollo personal. Métodos artificiales como, por
ejemplo, las drogas, son muy dañinos para la psique del individuo y
conectan, además, con el árbol de la negatividad o de la fuerza
desequilibrada.
Cuanto más alto el
individuo asciende por la escalera sefirótica de manera integrada y
adecuada, su centro yesódico será capaz de recibir más Luz y la persona
tendrá lógicamente más capacidad de visión y posibilidades de acción
positiva. Yesod es como un canal, y su estado determina la cantidad y
calidad de lo transmitido por él.
Como Fundamento de la
personalidad, Yesod es el ego o yo. El ego es una función necesaria y
saludable en la vida consciente. Es el centro al que los contenidos de la
conciencia aparecen referidos. Para que el ser humano sea consciente de algo
ha de existir algún tipo de fuente o relación entre ese algo y el ego o yo.
El ego es una construcción mental situado en la frontera entre conciencia y
subconsciencia que hace las veces de filtro, como Yesod. De los contenidos
psíquicos, establece cuáles son admitidos en la conciencia y referidos a sí
mismo y cuáles son empujados a la subconsciencia. Actúa así de mecanismo
censor de la psique. Pero la personalidad está organizada en diversas
estructuras o complejos, sólo uno de los cuales es el ego o yo. Las demás
pueden ser más o menos conscientes o inconscientes. En una persona poco
desarrollada, no individualizada, estas estructuras están organizadas como
subpersonalidades, que compiten con el ego por la energía psíquica, dando
lugar a esa dinámica de la que se ocupan ampliamente la psicología analítica
y el psicoanálisis.
Yesod es además el
Fundamento de la vida. La mentalidad corriente considera que lo físico
sustenta sobre sí todo el edificio de la vida y de lo psíquico (porque
considera que el cuerpo es lo esencial y los fenómenos vitales son el
resultado circunstancial de procesos a su vez físicos). En realidad sucede
al revés. El edificio de lo físico es sostenido de arriba abajo y los
cimientos de lo corpóreo se encuentran precisamente en Yesod. Es esta sefirá
la que lleva sobre sí la carga. La energía de integración de átomos y
moléculas en células y organismos, la fuerza de la vitalidad, así como todas
las pautas de comportamiento instintivo que son el fundamento de la
conservación y de la perpetuación de la vida, lo que se entiende por energía
psíquica o líbido y, en general, todo el gran entramado de la vida orgánica,
son la expresión de esta sefirá.
Vitalidad, instintos, personalidad, complejos, ego, sueño, psiquismo,
imaginación creativa, poder de visualización, plano astral, pautas
temporales, significado de los acontecimientos, el espejo de la mente...
estas son algunas de las múltiples facetas que muestra la compleja y elusiva
sefirá Yesod. Cuando se estudia la proyección macrocósmica del Árbol de la
Vida, la Tierra le corresponde a Maljút y a Yesod le corresponde el primer
Cielo, al que se le llama Velo, la cortina del día y de la noche (conciencia
y subconsciencia) que es enrollada y desenrollada cada día y que marca la
periodicidad de la conciencia ordinaria. Esta es la cara oscura o limitada
de Yesod, en el sentido de Luz disminuida, y recibe el nombre de Luna.
Pero Yesod presenta también una cara luminosa y radiante, llamada Zafiro,
cuando el espejo de la conciencia se muestra transparente a la influencia de
las emanaciones superiores y la personalidad ya no interfiere, sino que
favorece, la canalización de la Luz espiritual. Ello supone un alto grado de
maestría sobre nuestro ego y de clarificación de nuestros arquetipos
inconscientes, así como de control de nuestra naturaleza instintiva y
pasional, y de dominio de nuestros hábitos de conciencia reactiva. Aunque
todo esto no se logra trabajando directamente sobre Yesod, sino más bien
trabajando sobre las sefírot por encima de ella, respecto de las cuales
Yesod es pasiva o receptiva.
Yesod se torna entonces
un verdadero canal y un puente que realiza la unión del cielo y de la
tierra. La persona tiene control sobre su vida y los acontecimientos, y
además se torna positivo frente a su entorno. El individuo que alcanza ese
nivel recibe el nombre de Justo. La operación delJusto queda descrita en el
versículo de Proverbios (10:25): "El justo es el fundamento del mundo".
La Tora dice que sólo dos personas eran justos: Noé y José, el hijo de
Jacob. Ambos son representantes de distintas facetas de Yesod, pero es José
quien encarna de forma más perfecta el arquetipo de Yesod.
José, el soñador e
intérprete de sueños, el que usaba la copa para adivinar, el favorito de
Jacob (porque el sí mismo Tiferético representado por Jacob, como veremos,
sólo puede actuar en el plano físico/Maljút a través del ego Yesódico. El
ego, o yo de la personalidad, es una proyección del sí mismo de Tiféret);
José, el de la túnica multicolor con todas las tonalidades de la luz astral,
pero sobre todo el proveedor, el que asegura la supervivencia vital de su
familia y de todo el plano físico, que en su limitación y finitud es en
general representado por Egipto.
Si la Tora llama Justo a José es porque fue capaz de resistir su instinto. Y
ello a pesar de ser un esclavo en Egipto, sin esperanza de regresar a su
tierra, y con posibilidad de obtener indudables ventajas caso de haber
cedido a las demandas de la mujer de Putifar. No sólo no se aprovecha de la
oportunidad, sino que su negativa le acarrea años de cárcel (en donde tiene
lugar la maduración de sus poderes).
En realidad, no es la
relación sexual en sí lo que rechaza José, sino la relación imperfecta,
puramente animal. Yesod, el receptáculo de las emanaciones -que es
representado por el órgano sexual- tiene como misión unir el cielo con la
tierra, representados metafóricamente por Tiféret y Maljút. La relación
sexual sin dimensión espiritual no trasciende, no conecta (En etapas más
avanzadas se estudia lo que dice la letra ebrea Tsadi a propósito del Justo
como alguien que ha integrado en sí los aspectos masculinos y femeninos,
razón por la que es llamado el Fundamento del Mundo).
Cuando José es
restituido (el Faraón en esta ocasión es un figuraTiferética) es desposado
con Asnat, hija de Potifera (el parecido del nombre con Poifar sólo indica
que se trata de la misma relación), sacerdote de On, indicando que la
dimensión espiritual se ha incorporado. Los hijos que tienen, Efraim y
Manases, son reconocidos por Jacob como propios, alcanzando sus
descendientes el estatus de Tribus de Israel (los doce canales de la luz de
Tiféret). |
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