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LOS PARTICIPANTES EN LOS MISTERIOS
Quienes participan en los misterios son generalmente conocidos, y no es un
secreto el modo de proceder de los participantes. Aquí sólo se intenta dar un
mayor sentido de realidad a lo ya informado, mediante una exposición minuciosa y
una referencia más concisa sobre la parte que desempeñan durante la ceremonia.
En esta etapa el estudiante debería tener en cuenta ciertas cosas a medida que
reflexiona sobre los misterios:
Ha de procurar interpretar lo expuesto en términos de espíritu y no de materia o
forma, pues está tratando con el aspecto subjetivo o conciencia de la
manifestación, y lo que subyace en la forma objetiva. Tal comprensión ahorra al
estudiante muchas confusiones.
Consideramos hechos sustanciales y reales en el plano mental, el plano donde
tienen lugar las iniciaciones mayores pero que no se materializan ni constituyen
fenómenos en el plano físico. El vínculo entre ambos planos reside en la
continuidad de conciencia que haya desarrollado el iniciado, lo cual le permite
transferir al cerebro físico acontecimientos y circunstancias de los planos
subjetivos de la vida.
La corroboración de esto y la prueba de la exactitud del conocimiento
transmitido, pueden demostrarse de la manera siguiente:
En los centros etéricos y a través de ellos. Estos centros recibirán poderoso
estímulo y, por medio de su incrementada energía inherente, capacitarán al
iniciado para llevar a cabo, en el sendero del servicio, lo que nunca se había
imaginado. Sus sueños e ideales no se convierten en posibilidades, sino en
hechos demostrados en la manifestación.
Los centros físicos, tales como la glándula pineal y el cuerpo pituitario,
empezarán a desarrollarse rápidamente, y el iniciado será consciente del
despertar de los "siddhis" o poderes del alma, en el más elevado sentido de la
palabra. Tendrá conciencia del proceso del control consciente y de la
autoiniciada manipulación de los poderes mencionados. Comprenderá los métodos de
contacto egoico y la correcta dirección de la fuerza.
El sistema nervioso por cuyo medio actúa el cuerpo emocional o astral, llegará a
ser muy sensible, a la vez que muy fuerte. El cerebro se convertirá rápidamente
en un transmisor agudo de los impulsos internos. Este hecho es de real
importancia y, a medida que su significación sea más evidente, traerá una
revolución en la actitud de los educadores, de los médicos y de otras personas,
hacia el desarrollo del sistema nervioso y la curación de los desórdenes
nerviosos.
La memoria oculta. El iniciado llega por último, a ser progresivamente
consciente del desarrollo de esa recordación interna o “memoria oculta", que
concierne al trabajo de la Jerarquía y, principalmente, de la parte que le
corresponde en el plan general. Cuando el iniciado que recuerda esotéricamente
en su conciencia vigílica un hecho ceremonial, descubre estas manifestaciones de
creciente progreso y realización consciente en sí mismo, entonces comprueba y
verifica la verdad de su seguridad interna.
Debe recordarse que esta verificación interna es de valor sólo para el iniciado,
que debe ponerse a prueba ante el mundo de su vida por medio del servicio y
trabajo realizado, lo cual suscita, en quienes lo rodean, un reconocimiento que
se demuestra como emulación santificada e intenso esfuerzo por hollar el mismo
sendero, impelidos siempre por el mismo móvil de servicio y hermandad, y no por
el propio engrandecimiento y la adquisición egoísta. También debe recordarse que
si lo dicho es verdad respecto al trabajo, lo es más en relación con el
iniciado. La iniciación es algo estrictamente personal, pero de aplicación
universal. Depende de su realización interna. El iniciado sabrá por sí mismo,
sin que nadie se lo diga, cuándo tiene lugar el acontecimiento. La expansión de
conciencia, llamada iniciación, incluye el cerebro físico, de otro modo no
tendría valor. Esas expansiones menores de conciencia que experimentamos normal
y diariamente y de las cuales decimos que "aprendemos" esto o aquello, tienen
que ver con la captación, por parte del cerebro físico, de un hecho impartido o
circunstancia captada. Lo mismo sucede con las expansiones mayores, que son el
resultado de muchas menores.
Es muy posible que el hombre actúe también en el plano físico, y se dedique
activamente a servir al mundo sin guardar recuerdo alguno de haber pasado por el
proceso iniciático; no obstante, puede haber recibido en una vida anterior la
primera o la segunda iniciación. Este resultado se debe simplemente a que no hay
vínculo entre una vida y otra, o quizás sea el resultado de una definida
decisión del ego. Un hombre puede agotar cierto karma y llevar a cabo algún
trabajo para la Logia si está libre de preocupaciones esotéricas e
introspecciones místicas durante una vida terrena. Muchos hijos de los hombres,
han recibido ya la primera iniciación y pocos la segunda, no obstante lo
ignoran; pero quienes poseen visión interna pueden comprobarlo por sus centros y
sistema nervioso. Cuando se recibe por primera vez la iniciación, en determinada
vida el cerebro físico lo recuerda.
Ni la curiosidad ni el bien vivir, jamás llevaron al hombre al Portal de la
Iniciación. La curiosidad que despierta fuertes vibraciones en la naturaleza
inferior del hombre sólo sirve para apartarlo, en lugar de llevarlo a la meta en
la cual está interesado, mientras que el bien vivir, sin el complemento de un
total sacrificio por los demás, sin una parquedad, humildad y desinterés, de
tipo poco común, puede servir para construir buenos vehículos, útiles para otra
encarnación, pero no para derribar las barreras externas e internas o dominar
las fuerzas y energías opuestas que se levantan entre un hombre "bueno" y la
ceremonia de la iniciación.
El sendero del discipulado es difícil de hollar, y más aún el sendero de
iniciación. El iniciado es un guerrero cubierto de cicatrices, el vencedor de
muchas luchas. No habla de sus realizaciones, porque está muy ocupado con el
gran trabajo que tiene entre manos. No se refiere a cosas personales ni a lo
realizado, excepto lamentar lo poco que ha hecho. Sin embargo, para el mundo, es
considerado un hombre de gran influencia, que maneja poder espiritual,
personifica ideales y trabaja para la humanidad, e inevitablemente traerá
resultados que reconocerán las futuras generaciones. Iniciado es aquel que, a
pesar de todas sus grandes realizaciones, rara vez es comprendido por su propia
generación. Con frecuencia es blanco de la maledicencia de los hombres y a
menudo no se lo interpreta bien; ofrenda todo lo que posee tiempo, dinero,
influencia, reputación y todo lo que el mundo considera de valor sobre el altar
del servicio altruista y frecuentemente ofrece su vida como dádiva final, sólo
para descubrir que aquellos a quienes ha servido, rechazan su ofrenda,
desprecian su renunciamiento y lo vituperan. Pero al iniciado no le importa,
pues tiene el privilegio de ver el futuro y reconocer que la fuerza por él
engendrada, cumplirá el plan a su debido tiempo; además sabe que su nombre y
esfuerzos están registrados en los archivos de la Logia y son conocidos por el
Observador Silencioso que vigila los asuntos de los hombres.
Las Existencias planetarias.
Trataremos aquí los personajes que toman parte en las ceremonias de la
iniciación, y consideraremos primeramente a quienes se denominan Existencias
planetarias. Esto se refiere a esos Grandes Seres que durante un período de
manifestación planetaria influyen a la humanidad o permanecen con ella. No son
muchos, pues la mayoría pasa constante y progresivamente a trabajos superiores,
porque sus lugares pueden ser ocupados y sus funciones llevadas a cabo por
miembros de nuestra evolución terrestre, tanto dévica como humana.
Entre quienes están directamente vinculados con las distintas divisiones de
nuestra Logia de Maestros en el planeta, podrían designarse los siguientes: El
Observador Silencioso, la Gran Entidad, la vida animadora del planeta, que es
para el Señor del Mundo, Sanat Kumara, lo que el ego para el yo inferior del
hombre. Se podrá obtener una idea de la elevada etapa de evolución de este Gran
Ser, si se compara el grado de diferencia evolutiva entre un ser humano común y
un adepto perfecto. Desde el punto de vista de nuestro esquema planetario, no
hay ser más elevado que esta gran Vida, y en lo que a nosotros concierne, es la
analogía del Dios personal de los cristianos. Actúa por medio de Su
representante en el plano físico, Sanat Kumara, punto focal de Su vida y
energía. Contiene al mundo dentro de su aura. El adepto que ha recibido la
quinta iniciación, y está por recibir la sexta y séptima, es el único que puede
hacer contacto directamente con esta gran Existencia. Una vez al año, en el
Festival Wesak, el Señor Buda autorizado por el Señor del Mundo, derrama sobre
la multitud una doble corriente de fuerza, que emana del Observador Silencioso,
complementada por la energía más concentrada del Señor del Mundo. Esta doble
energía la imparte como bendición sobre la multitud congregada en la ceremonia
de los Himalayas, desde donde se difunde a todos los pueblos, razas y naciones.
Quizás no todos sepan que en cierta crisis, durante la Gran Guerra, la Jerarquía
de nuestro planeta juzgó necesario invocar la ayuda del Observador Silencioso y
entonando el gran mántram por el cual se puede llegar al Buda llamó Su atención
y le pidió interceder ante el Logos planetario. Entre el Logos planetario, el
Señor del Mundo, uno de los Budas de Actividad, el Buda, el Mahachohan y el Manu
enumerados de acuerdo a su etapa de evolución , se decidió observar durante más
tiempo el curso de los acontecimientos antes de interferir en éstos pues el
karma del planeta hubiera sido demorado si la lucha terminaba demasiado rápido.
Se justificó Su confianza en la capacidad de los hombres de ajustarse
debidamente a las condiciones, y fue innecesaria Su intervención. Este concilio
se efectuó en Shamballa. Se ha mencionado esto para demostrar la atenta
observancia de las Entidades planetarias en todo lo concerniente a los asuntos
de los hombres. Es textualmente verdad, en sentido esotérico, que "ni una sola
hoja cae" sin ser registrada su caída.
Quizás se pregunten por qué el Bodhisattva no tomó parte en el concilio. La
razón reside en que la guerra era asunto del departamento del Manu, y los
miembros de la Jerarquía sólo se ocupan de lo que es estrictamente de su
incumbencia; como el Mahachohan personifica el principio manásico o
inteligencia, participa en todos los concilios. En la próxima gran lucha
intervendrá el sector religioso y estará implicado íntimamente el Bodhisattva.
Su hermano, el Manu, estará exento de intervenir y se ocupará de Sus propios
asuntos. Por otra parte existe una estrecha colaboración en todos los
departamentos, sin pérdida de energía. Debido a la unidad de conciencia de
quienes se han liberado de los tres planos inferiores, lo que sucede en un
departamento es conocido en los otros.
Como el Logos planetario sólo interviene en las dos iniciaciones finales, que no
son obligatorias como las cinco preliminares, no tiene objeto explayarse sobre
Su trabajo. Estas iniciaciones se reciben en los planos búdico y átmico,
mientras que las cinco primeras en el mental.
El Señor del Mundo, el Iniciador Uno, Aquel que la Biblia denomina "el Anciano
de los Días” y las Escrituras hindúes el Primer Kumara, desde Su trono de
Shamballa en el desierto de Gobi, Él, Sanat Kumara, es el que preside la Logia
de Maestros y tiene en Sus manos las riendas del gobierno de los tres
departamentos. Algunas Escrituras lo denominan "el Gran Sacrificio”, y ha
decidido vigilar la evolución de los hombres y los devas, hasta que todos hayan
sido esotéricamente "salvados". Además determina los "ascensos" en los
diferentes departamentos y quiénes deben ocupar las vacantes. Cuatro veces al
año se reúne en concilio con los Chohanes y Maestros y autoriza lo que debe
hacerse para adelantar los fines de la evolución.
A veces ocasionalmente se reúne también con iniciados de grado inferior, pero
sólo en momentos de grandes crisis, cuando se le ofrece la oportunidad a algún
individuo de lograr paz y aventar la llama que destruya rápidamente las formas
que se están cristalizando y liberar, en consecuencia, la aprisionada vida.
En determinados períodos del año se reúne la Logia, y en el Festival Wesak se
congrega bajo Su jurisdicción para tres fines:
1. Entrar en contacto con la fuerza planetaria por mediación de Buda.
2. Celebrar la principal conferencia trimestral.
3. Admitir en las ceremonias de la iniciación a quienes están preparados y han
cursado todos los grados.
Durante el año se efectúan otras tres ceremonias iniciáticas:
1. Las iniciaciones menores administradas por el Bodhisattva, las cuales tienen
lugar en el departamento del Mahachohan y en uno de los cuatro rayos menores de
atributo.
2. Las iniciaciones mayores en uno de los tres rayos mayores, rayos de aspecto,
administradas por el Bodhisattva, constituyendo, por consiguiente, las dos
primeras iniciaciones.
3. Las tres iniciaciones superiores, donde Sanat Kumara empuña el Cetro.
En todas las iniciaciones está presente el Señor del Mundo, pero en las dos
primeras ocupa análoga posición a la ocupada por el Observador Silencioso,
cuando Sanat Kumara toma el juramento de las iniciaciones tercera, cuarta y
quinta. Entonces Su poder fluye ante el iniciado y el fulgor de la estrella es
la señal de Su aprobación, pero el iniciado no Lo ve ante sí, hasta la tercera
iniciación.
Es interesante la función que desempeñan en la iniciación los tres Kumaras o
Budas de Actividad. Son tres aspectos del aspecto Uno y discípulos de Sanat
Kumara. Aunque sus funciones son muchas y diversas y conciernen principalmente a
las fuerzas y energías de la naturaleza y a la dirección de los agentes
constructivos, tienen una conexión vital con el aspirante a la iniciación, pues
encarnan a la fuerza o energía de uno de los tres subplanos superiores del plano
mental. Por lo tanto, en la tercera iniciación, uno de estos Kumaras transmite
al cuerpo causal del iniciado la energía que destruye la materia del tercer
subplano, produciendo parte de la destrucción del vehículo. En la cuarta
iniciación otro Buda trasmite fuerza del segundo plano y, en la quinta, la
fuerza del primer subplano pasa de modo similar a los átomos restantes del
vehículo causal, determinando la liberación final. El trabajo del segundo Kumara
con la fuerza del segundo subplano, es el más importante de nuestro sistema
solar, en relación con el cuerpo egoico, y produce su completa desintegración,
mientras que la aplicación final hace que los átomos, que constituyen ese
cuerpo, se dispersen.
Durante la ceremonia de la iniciación, cuando el iniciado se encuentra ante el
Señor del Mundo, estos tres Grandes Seres forman un triángulo, dentro de cuyas
líneas de fuerza se encuentra el iniciado. En las dos primeras iniciaciones,
donde el Bodhisattva actúa como el Hierofante, el Mahachohan, el Manu y un
Chohan, que temporariamente representa el segundo departamento, desempeñan un
cargo similar. En las dos iniciaciones superiores los tres Kumaras, llamados
"Kumaras esotéricos", forman un triángulo, en el cual permanece el iniciado
cuando enfrenta al Logos planetario.
Se han relatado estos hechos a fin de enseñar, primero, la unidad del método y,
segundo, que la verdad del aforismo "como arriba es abajo", es un hecho oculto
en la naturaleza.
En las dos iniciaciones finales toman parte muchos miembros de la Jerarquía que
son extraplanetarios, si se puede expresar así, y actúan fuera del físico denso
y del globo etérico de nuestro planeta; por lo tanto, no es necesario
enumerarlos detalladamente. Sanat Kumara es aún el Hierofante, pero, en sentido
muy esotérico, el que oficia es el Mismo Logos planetario. Ellos en ese instante
están fusionados en una sola Entidad, manifestando diferentes aspectos.
Para finalizar esta breve reseña basta decir que la formación de un iniciado
tiene un doble efecto, pues involucra siempre el paso de algún adepto o
iniciado, a un grado superior o a otro trabajo, y la llegada, de acuerdo a la
Ley, de un ser humano que está en proceso de realización. Por lo tanto ello es
de gran importancia porque involucra actividad y lealtad grupales y esfuerzo
unido, y quizás mucho dependa de la sabiduría de aceptar a un hombre para ocupar
un alto cargo y un lugar en las cámaras del Concilio de la Jerarquía.
Los guías departamentales.
El Manu
El Bodhisattva
El Mahachohan
Según se ha dicho, estos tres Grandes Seres representan a la triplicidad de toda
manifestación y pueden expresarse teniendo presente que todo se refiere a la
subjetividad y por lo tanto a la evolución de la conciencia y, principalmente, a
la autoconciencia del hombre.
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Conciencia |
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El Manu |
El Bodhisattva |
El Mahachohan |
Aspecto materia
Forma
El No Yo
Cuerpo
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Aspecto espíritu
Vida
El Yo
Espíritu
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Aspecto inteligencia
Mente
La relación entre ambos
Alma
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O, en términos que se refieren estrictamente al conocimiento auto consciente,
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Conciencia |
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El Manu |
El Bodhisattva |
El Mahachohan |
Política
Gobierno
Raza |
Religión
Creencia
Credos
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Ciencia
Civilización
Educación |
Todo ser humano pertenece a uno de estos tres departamentos, todos de igual
importancia, pues espíritu y materia son uno. Son tan interdependientes, por ser
expresiones de la Vida una, que el esfuerzo por expresar la actuación de los
tres departamentos en forma gráfica está sujeto a error.
Estos tres Grandes Señores colaboran estrechamente, pues el trabajo es uno, así
como el hombre es una triplicidad y también una unidad individual. El ser humano
es una forma a través de la cual se manifiesta una vida o entidad espiritual, y
utiliza la inteligencia de acuerdo a la ley de la evolución.
Por lo tanto, estos Grandes Señores están íntimamente relacionados con las
iniciaciones de un ente humano y demasiado ocupados en asuntos de mayor
importancia y en actividades grupales, para entrar en relación con un hombre
hasta hallarse en el sendero de probación. Cuando ha llegado por su propio
esfuerzo al sendero del discipulado, el Maestro que lo supervisa informa al guía
de uno de los tres departamentos (esto depende el rayo del individuo) que se
está acercando al Portal de la Iniciación y debe prepararse para el gran paso en
determinada vida. Cada vida, y más tarde cada año, se hace un informe, hasta que
en el último año del sendero de probación, se dan con más frecuencia los
informes, remitiendo también a la Logia el nombre del aspirante. Después que su
propio Maestro ha informado sobre él y ha resumido brevemente su historial, se
pone a votación el nombre y se designan padrinos.
Durante la ceremonia de la iniciación los factores importantes son:
• El Iniciador.
• El triángulo de fuerza, formado por tres adeptos o tres Kumaras.
• Los padrinos.
En las dos primeras iniciaciones, dos Maestros, uno a cada lado del aspirante,
asisten dentro del triángulo. En la tercera, cuarta y quinta iniciaciones, el
Mahachohan y el Bodhisattva actúan como padrinos. En la sexta y séptima
iniciaciones, dos Grandes Seres, que deben permanecer incógnitos, permanecen
dentro del triángulo esotérico. La actuación de los padrinos consiste en hacer
pasar, a través de sus cuerpos, la fuerza o energía eléctrica emanante del Cetro
de Iniciación. Dicha fuerza circula por irradiación alrededor del triángulo y es
complementada por la fuerza de los tres guardianes; luego pasa a través de los
centros de los padrinos y, por un acto de voluntad, se trasmite al iniciado.
Ya se ha hablado bastante en este espacio sobre la Logia de Maestros y Su
relación con el aspirante a la iniciación, así como también se ha mencionado el
trabajo del Iniciado. Este trabajo es conocido por los hijos de los hombres, a
pesar de ser un ideal y una lejana posibilidad. Sin embargo, cuando un hombre
intenta alcanzar ese ideal y lo convierte en un hecho manifestado dentro de sí
mismo, descubrirá que no sólo es una posibilidad, sino algo que puede lograrse
siempre y cuando se esfuerce suficientemente. La primera iniciación está al
alcance de muchos; pero la necesaria centralización y la firme creencia en la
realidad futura, juntamente con la voluntad de sacrificarlo todo antes que
renunciar, son obstáculos para la mayoría. Este espacio no habrá sido escrito en
vano si sólo sirviera a alguien como acicate para una renovada fe.
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