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GERDA Y FREY
La importancia del noviazgo
LA
HISTORIA NORUEGA DEL NOVIAZGO ENTRE EL DIOS FREY Y GERDA ES UN TESTIMONIO DE
LA RECOMPENSA DE LA PERSEVERANCIA EN EL AMOR Y DE LA IMPORTANCIA DE LOS
RITUALES DEL NOVIAZGO PARA ASEGURAR QUE UNA RELACIÓN FLORECE CONVIRTIÉNDOSE
EN UN MATRIMONIO FELIZ. AUNQUE NO TENGAMOS QUE RECURRIR A HECHIZOS,
PODRÍAMOS APRENDER DE LA DETERMINACIÓN Y DE LA PASIÓN CON LAS QUE FREY —O, A
DECIR VERDAD, SU MEJOR AMIGO SKIRNIR, QUE ES QUIEN HACE TODO EL TRABAJO
REAL, PERSIGUE A LA NOVIA ELEGIDA; PUES UN VÍNCULO DURADERO Y PLENO NO ES
PROBABLE QUE CAIGA DEL CIELO SIN ESFUERZO Y TENACIDAD.
LA
esposa de Frey, al igual que su madre, pertenecía a la raza de los gigantes.
Frey se sintió atraído hacia ella por un amor irresistible. Cierto día,
mientras estaba sentado en el trono de Odín, se divertía observando lo que
estiba sucediendo en la tierra. En el reino de los gigantes vio a una
doncella de incomparable belleza que salía de la casa de su padre. El
destello de sus blancos brazos llenaba de luz el cielo y el mar. Su nombre
era Gerda. Al punto el corazón de Frey se inflamó de amor vehemente. Pero
pronto se apoderó de él una profunda melancolía porque no sabía cómo lograr
su amor. Cuando sus padres se dieron cuenta del cambio que se había
producido en él, hicieron llamar a Skirnir, el amigo y sirviente de Frey, y
le pidieron que descubrirse el secreto de la infelicidad de su hijo.
Skirnir comprendió rápidamente el origen del problema y se ofreció a pedir
la mano de la doncella en nombre de su amigo. Pidió a Frey que le prestase
una espada famosa, que tenía la facultad de moverse por el aire sin que
nadie la impulsara, y un caballo que fuera capaz de atravesar el fuego.
Skirnir cabalgó toda la noche hasta llegar a la tierra de los gigantes. A la
puerta de la casa del padre de Gerda había unos perros feroces encadenados y
la casa estaba rodeada por fuegos llameantes producidos por un
encantamiento. Pero Skirnir no se amilanó. Condujo su caballo a través de
las llamas mágicas y llegó ante la puerta de la casa.
Gerda se acercó, atraída por el escándalo que formaron los perros, y
entonces Skimir le dio el mensaje de amor y noviazgo de Frey. Al mismo
tiempo, le ofreció once manzanas hechas de oro puro y un bello anillo mágico
que había pertenecido a Odín. Pero Gerda no quedó impresionada. Entonces
Skirnir blandió la famosa espada, que se movió por el aire a impulso propio,
e hizo como que iba a matar a Gerda y a su padre. La amenaza fué en vano;
Gerda permaneció impasible. Desesperado ante su fracaso, Skirnir acudió a
hechizos y conjuros. Le dijo a Gerda que poseía una varita mágica que tenía
un terrible poder, y que grabaría sobre ella runas amenazadoras y mortales
si no aceptaba casarse con Frey. Insistió que mediante estas runas se
aseguraría de que ella viviera una existencia solitaria, lejos de los
hombres, en el lado opuesto del mundo en el que, en medio de las heladas
profundidades, se secaría como un cardo.
Ahora Gerda sintió verdadero temor. No había amenaza mayor que una vida de
soledad, y Frey comenzó a ser una alternativa muy atractiva. Como muestra de
conciliación, ofreció a Skirnir la copa de la bienvenida, llena de aguamiel.
Skirnir la apremió para que, en ese momento, concertara un encuentro con
Frey, porque este estaba consumido de impaciencia y reclamaba a su novia.
Gerda se negó a ello, pero prometió encontrarse con Frey en un pequeño
bosque sagrado que ella eligió, después de que hubieran transcurrido nueve
noches.
Frey, entre tanto, esperaba noticias rebosante de agonía. Cuando Skirnir le
trajo la respuesta de Gerda, su corazón se llenó otra vez de júbilo. Solo
que el retraso impuesto por ella le causó dolor. «Una noche es larga» le
dijo a Skirnir, «¡pero cuan largas son dos noches! ¿Cómo puedo tener
paciencia para esperar tres noches? ¿Mas cómo es posible que sobreviva a
nueve noches?».
Pero
pudo lograr sobrevivir las nueve noches, aunque hizo que Skirnir y sus
padres casi se volvieran locos con sus lamentos. Finalmente, se casó con
Gerda y gozaron de una bendita y fructífera unión.
COMENTARIO: Este relato noruego, a diferencia de muchos otros mitos de
noviazgo y matrimonio, tiene un final feliz. Pero ese resultado feliz
depende del noviazgo mismo, el cual nos puede parecer algo extraño. Gerda es
persuadida a casarse con Frey únicamente por medio del temor, y solo hay una
cosa a la que ella teme, que es la soledad. Solo cuando Skirnir le amenaza
con un futuro solitario ella accede a casarse. Esta nos habla de una de las
fuerzas dominantes que están detrás de nuestros esfuerzos para construir
relaciones firmes con otros seres humanos, pues la soledad es una de
nuestras fuentes de temor y sufrimiento. Quizá la razón por la que la
amenaza tenga éxito es que Gerda es honesta consigo misma.
Puede que no seamos partidarios de admitir que deseamos un cónyuge, porque
es preferible eso a estar solo; y puede que no queramos enfrentarnos al
hecho de que es más probable que busquemos el matrimonio ante el temor de
envejecer solos. Preferimos hablar de encontrar la persona «correcta» o
nuestra «alma gemela». Mucho se habla, dentro del clima social actual, de la
felicidad de ser solteros y libres. Es cierto que existe una verdad profunda
en cuanto a la importancia de ser capaz de existir como una entidad
independiente, pues las relaciones basadas solo en el temor, despojadas de
respeto mutuo y de comunicación, a menudo no sobreviven. No obstante, quizá
Gerda es más honesta —y por lo tanto tiene más éxito en su matrimonio— que
muchos de los que pretenden que el estado de soltero es preferible,
principalmente porque tienen miedo de los desafíos y compromisos que exige
un vínculo estrecho con otro ser humano.
Frey
no vive su propio noviazgo. Esto también nos puede parecer extraño. Pero
Skirnir, el amigo y sirviente, es realmente un aspecto del mismo Frey, como
es el caso de muchos mitos donde un «doble» realiza el trabajo más difícil.
Frey es un dios, pero su sirviente Skirnir es humilde, sin pretensiones, y
no tiene ningún orgullo que perder. Aunque posee objetos mágicos, es un
simple portavoz. Esto nos sugiere que, si hemos de tener éxito en establecer
la relación que buscamos, puede que no debamos presentarnos como seres
importantes y señoriales, sino como simples personas.
Skirnir es también una imagen de la comunicación; posee los instrumentos
adecuados, las armas correctas, el caballo adecuado y el lenguaje apropiado.
Intenta varios enfoques distintos y, finalmente, da con el correcto. Esta
capacidad de ser flexible, de tener inventiva y capacidad de comunicación
para crear vínculos con otros es una intuición importante que nos ofrece
este mito. Además, Skirnir es perseverante. No se rinde fácilmente, incluso
ante la resistencia obstinada de Gerda. Su amo Frey podría haberse
enfurruñado de repente, por sentirse herido y rechazado; pero las emociones
de Skirnir no están en juego, por lo tanto puede ser objetivo en sus
esfuerzos. De este modo, no solo es una imagen de buena comunicación, sino
que también lo es de desprendimiento no tiene ningún orgullo que perder, no
tiene sentimientos susceptibles de ser dañados. Es posible que también
nosotros necesitemos cultivar semejante desprendimiento, a fin de encontrar
el mensaje correcto para aquellos a quienes amamos y queremos tener más
cerca.
El
arma mágica, las manzanas de oro y el bello anillo que son ofrecidos como
soborno, en definitiva no tienen ningún efecto sobre Gerda. Es el conjuro de
su temor a la soledad lo que triunfa. Skirnir solamente llega a esto cuando
sus amenazas iniciales y sus sobornos fracasan. Los esfuerzos para
impresionarla no funcionan en este extraño caso de noviazgo entre un dios y
una gigante; y quizá tampoco trabajen en el noviazgo humano. Es una verdad
profunda aunque molesta lo que nos ofrece la historia de Frey y Gerda.
Cuando buscamos impresionar con nuestros poderes y talentos, puede que
fracasemos en nuestro esfuerzo por lograr el amor. Finalmente, la capacidad
de reconocer y de hablar de los temores de los demás —a través del
reconocimiento de los nuestros— puede constituir el canal más auténtico por
el cual podamos abrir una brecha en las defensas del otro y establecer los
comienzos de una relación duradera.
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