ABUSO SEXUAL EN NIÑOS Y ADOLESCENTES
El abuso
sexual de menores se refiere a cualquier conducta sexual mantenida entre un
adulto y un menor. Más que la diferencia de edad, lo que define el abuso es la
asimetría entre los implicados en la relación y la presencia de coacción
—explícita o implícita.
Las
conductas abusivas, que no suelen limitarse a actos aislados, pueden incluir un
contacto físico (genital, anal o bucal) o suponer una utilización del menor como
objeto de estimulación sexual del agresor (exhibicionismo o proyección de
películas pornográficas).
No es
fácil determinar la incidencia real de este problema en la población, porque
ocurre habitualmente en un entorno privado —la familia— y los menores pueden
sentirse impotentes para revelar el abuso. Según la primera encuesta nacional de
Estados Unidos, llevada a cabo en adultos, sobre la historia de abuso sexual, un
27 por ciento de las mujeres y un 16 por ciento de los hombres reconocían
retrospectivamente haber sido víctimas de abusos sexuales en la infancia. La
frecuencia de abusos sexuales graves propiamente dichos, con implicaciones
clínicas para los menores afectados, es considerablemente menor (en torno al 4-8
por ciento de la población).
Las
víctimas suelen ser más frecuentemente mujeres (58,9 por ciento) que hombres
(40,1 por ciento) y situarse en una franja de edad entre los 6 y 12 años, si
bien con una mayor proximidad a la pubertad. Hay un mayor número de niñas en el
abuso intrafamiliar (incesto), con una edad de inicio anterior (7-8 anos), y un
mayor número de niños en el abuso extrafamiliar (pederastia), con una edad de
inicio posterior (11-12 años).
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