ALGUNAS
CAUSAS DE LA TIRANÍA DEL NIÑO TIRANO
• Una
sociedad permisiva que educa a los niños en sus derechos pero no en sus deberes,
en la que han calado de forma equívoca los lemas «no poner límites» y «dejar
hacer», abortando una correcta maduración.
• La
televisión, que es utilizada por muchos padres como «canguro». La continuada
programación mental de la televisión invita a la violencia gratuita y, en
general, ésta adopta una posición amoral al no distinguir lo que humana y
socialmente es adecuado de lo inaceptable.
• El gran
cambio que se ha producido en la forma de vida. Los niños pasan mucho tiempo
solos. No viven a su ritmo. Viven con estrés. Los «niños-agenda» completan sus
horas con actividades extraescolares. No hay tiempo para escuchar, contar
cuentos o jugar con los hijos; estamos demasiado cansados al terminar con las
obligaciones laborales.
• La
estructura familiar se ha modificado. Las familias tienen uno o dos hijos, a los
que no les puede faltar nada, ni «las deportivas de marca». Se destronan pocos
«reyes de la casa», que seguirán siéndolo toda su vida. A su vez, las familias
nucleares tienen poco contacto con otros miembros familiares. Las madres
primerizas se encuentran solas en su tarea.
Se
aprecia mucha desestructuración en parejas de adultos, que revierte
negativamente en los hijos. En las familias en las que ha habido una separación,
y que se vuelven a recomponer, se acaba cediendo y consintiendo en muchas
situaciones para evitar conflictos.
• Algunos
padres no ejercen su labor. No tienen criterios educativos, intentan compensar
la falta de tiempo y dedicación a los hijos tratándolos con excesiva
permisividad. Padres que parecen tener miedo a madurar, a asumir su papel.
Los roles
parentales clásicamente definidos se han diluido, lo cual es positivo si se
comparten obligaciones y pautas educativas, pero resulta pernicioso desde el
posicionamiento de abandono y el desplazamiento de responsabilidades. Hay
diferencias educativas entre padres, porque los modelos y referentes son muy
distintos de unas casas a otras. Se dan los dos extremos, niños que pasan muchas
horas solos y niños a los que se les acompaña en todo. Y diferencias educativas
entre padres y profesores. Normalmente, el maestro sí controla y contiene a los
niños. Lo que la madre no consigue con los más pequeños, la maestra lo soluciona
sin problema: recoger los juguetes, por ejemplo.
• Hay
miedo, distintos miedos: el del padre a enfrentarse con el hijo, el de la madre
al enfrentamiento padre-hijo. El de los ciudadanos a recriminar a los jóvenes
cuando su actitud es de barbarie (en los autobuses, metro...). Caemos en la
atonía social, no exenta de egoísmo, delegando esas funciones en la policía, en
los jueces, que actúan bajo «el miedo escénico»; así, el problema no tiene
solución.
|