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CÓMO
IDENTIFICAR LA DISLEXIA
Padres y
profesores debemos poner empeño en conocer lo mejor posible a nuestros hijos o
alumnos, seguir con esmero y cariño su proceso de evolución y estar alerta ante
cualquier indicio que nos llame la atención. La dislexia se confirma a los 7 u 8
años, pero los primeros signos se manifiestan en la escuela, cuando se está
próximo al inicio de la lectoescritura. Es posible diagnosticar «signos de
riesgo para el aprendizaje de la lectoescritura» (posible dislexia) desde los 5
años de edad. Esto permite empezar el trabajo de estimulación que le facilite
reconocer la secuencia de sonidos que integran la palabra hablada y comprender
que esos sonidos, en un determinado orden, pueden formar palabras que tienen un
significado, logrando así también formar nuevas palabras y compararlas (lo que
llamamos adquirir conciencia fonológica). Esperar hasta más tarde de finalizado
2° de Primaria ocasiona otros problemas, que se agregan a los propios,
complicando la situación de desventaja inicial: falta de interés por las letras,
por los libros, por los estudios; falta de motivación y curiosidad por aprender;
frustración y ansiedad que genera el proceso de asumir la propia dificultad;
problemas de autoestima al no sentirse Capaz; conducta inestable, etcétera. El
respeto y la comprensión de su problemática puede evitar los correlatos
emocionales que frecuentemente van asociados.
Es
conveniente que el profesor identifique los signos indicadores y comunique sus
sospechas a los padres y al equipo psicopedagógico del colegio. Debe ser
prudente a la hora de hacer la valoración y comunicárselo a los padres, ya que
debe haber un margen de duda, porque su identificación es compleja, los signos y
síntomas no son, en todos los casos, idénticos ni estables (hay distintos tipos
de dislexia y distintos niveles de evolución), y pueden confundirse con otros
cuadros. Será el psicólogo, pedagogo, logopeda o profesor especializado en
lenguaje el encargado de realizar una valoración a fondo Y diagnosticar. Tener
un diagnóstico adecuado con prontitud permitirá reconocer el problema y
facilitará que el plan de acción comience lo antes posible.
Síntomas de la dislexia
Son
signos generales: dificultades con los conceptos tempo-espaciales; el buen nivel
de vocabulario, comprensión y razonamiento verbal, aunque inicialmente pueda
tener leves dificultades en el lenguaje oral; problemas de memoria a corto
plazo, en el aprendizaje de las tablas, números de teléfono, la retención de
varias órdenes (cuando se le pide que realice una sucesión de tareas, algunas se
le olvidan o las recuerda a destiempo); su buena memoria de aprendizajes y de
situaciones dentro de un contexto; las dificultades para realizar algunas
actividades manipulativas complejas: atarse los zapatos, abotonarse; su buena
capacidad visoperceptiva. Su atención puede ser inestable, debido a la fatiga
que le supone superar sus dificultades.
Errores en la lectura
Cuando
inicia el aprendizaje de la lectura tiene importantes dificultades para asociar
el sonido con la forma de la letra y para captar la secuencia de los sonidos que
forman sílabas y palabras; con repeticiones llega a comprender, pero le resulta
complicado repetir las ideas correctamente y en orden. Si se encuentra
presionado, se pone nervioso e inventa, invierte las letras confundiendo el
orden en que van escritas, rota letras de grafía similar como: b, d, p, q, r, m,
w, u, sustituye una letra por otra parecida, añade terminaciones, no capta la
separación mínima entre las palabras y confunde el orden de sucesión de las
sílabas inversas o mixtas. Cuando se va haciendo mayor siguen existiendo errores
de descifrado y destaca la falta de ritmo y entonación. La consecuencia es,
frecuentemente, el odio a la lectura.
Errores en la copia
Le cuesta
situarse en el renglón. Los tachones, letras montadas, son frecuentes. No pone
las mayúsculas y se «come» los puntos, separa incorrectamente las palabras,
omite letras o las agrega (sobre todo al final de la palabra). Invierte letras,
las confunde y las cambia. Tarda más tiempo.
Errores en el dictado
Le cuesta
percibir las diferencias de sonido de las distintas vocales y los sonidos
consonánticos similares: b-d, d-t, m-n, b-p, g-j, b-g, b-v. Le es difícil
distinguir palabras parecidas (cama-cana, dado-dedo), el orden de sucesión de
los sonidos de las letras de los grupos consonánticos. Los borrones, tachaduras
y letras sobre letras, consecuencia de sus dudas, son frecuentes. En el dictado
se acentúan los errores típicos, omisiones, adiciones, separaciones
incorrectas... Tiende a subvocalizar y todo este proceso le lleva mucho más
tiempo. Se pierde.
Errores en aritmética
Se
confunde con las tablas de multiplicar. Comete errores en la realización de las
operaciones básicas. Tiene dificultad con la asignación de valores. Puede
comprender bien los conceptos, pero su dificultad estriba en el manejo de los
símbolos.
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