QUE NECESITA EL HIJO DISLÉXICO
Los
padres de un hijo disléxico deberán:
•
Contribuir a la detección precoz, una vez identificados los primeros signos
disléxicos le deben llevar a un especialista para realizar un diagnóstico. No
querer aceptar el problema o afrontarlo con angustia y dejar pasar el tiempo,
complicará extraordinariamente la evolución del niño. En caso de ser confirmado
el diagnóstico, no se debe considerar como un drama; recuerden que ser disléxico
tiene ventajas y algunos inconvenientes; sigan las pautas del especialista y del
reeducador. Es muy importante tener en cuenta que el futuro de estos chicos está
en función de que se detecte a tiempo y se actúe en consecuencia.
•
Seguimiento y apoyo a la escuela. Los padres deberán llevar un seguimiento de la
trayectoria escolar de su hijo y apoyar el trabajo de casa: control de deberes,
seguimiento de lo que se hace en clase, aclaraciones de lo que no ha
entendido... A través de este seguimiento deberán aportarle el apoyo emocional
que el disléxico necesita. Debe sentir que sus padres le entienden y que va a
tener una consideración positiva incondicional, en especial cuando se encuentre
decaído o fracasado, independientemente de sus resultados escolares.
Procuraremos evitar que en casa se repliquen las vivencias que el niño tiene en
la clase de «no sentirse capaz» cuando se compara con sus compañeros. No es
aconsejable que sean los padres los encargados de la recuperación de la
dislexia, pues frecuentemente no están preparados (recuperar una dislexia no es
repetir más veces lo mismo) y se enturbia la relación afectiva con el hijo.
• No se
deben hacer comparaciones con otros hermanos. Es totalmente inadecuado e inútil
comparar en sentido desfavorable al niño disléxico con otro sin problemas. Esto
sucede especialmente si el niño que va bien en el colegio es más pequeño que el
que tiene el problema; conviene recordar que ambos son distintos y que el
disléxico tiene sus cualidades. Las rivalidades fomentadas entre hermanos pueden
acabar mal.
•
Exigencia y flexibilidad. El niño disléxico requerirá información acerca de sus
dificultades, pues no comprende lo que le está pasando. Debemos tener en cuenta
que es inteligente y necesita entender lo que le ocurre. Haremos especial
hincapié en demostrarle sus capacidades para que él se las crea realmente y no
llegue a tener un pobre concepto de sí mismo. No se debe hacer mucho caso a los
suspensos, si aparecen, pero no debemos confundirnos y llegar a mantener con él
un comportamiento de sobreprotección que nos lleve a conformarnos con respuestas
mediocres que él puede superar («todo vale»). Hay que ser exigente para no
permitirle que caiga en el desánimo y en el «total para qué», pero también es
fundamental ser flexible y evaluarle desde su propio nivel, esfuerzo y
rendimiento. Este equilibrio no siempre resulta fácil, pero es necesario.
• El
esfuerzo le llevará al éxito. Es importante que desde pequeño se le valore el
esfuerzo y que comprenda pronto que con empeño se progresa, aunque no consiga lo
mismo que otros. A él le va a costar mucho más que a los demás cualquier tarea
que implique utilizar la lectoescritura. Le enseñaremos a no compararse con
otros, sino consigo mismo, «si me esfuerzo hoy, me saldrá mejor que ayer».
Debemos procurar que no «tire la toalla» del esfuerzo, ya que si a sus
dificultades le añadimos desinterés, aumentarán sus problemas.
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