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RECUERDA
Cuando
existe un desajuste continuado hablamos de fracaso en el aprendizaje, y trae
consigo unas calificaciones negativas que son el reflejo de la no superación de
los objetivos y contenidos propuestos. Si esto se prolonga, y el alumno abandona
o no termina con éxito la educación obligatoria, entonces hablamos de fracaso
escolar.
La
referencia al fracaso escolar se debe hacer desde dos perspectivas distintas,
una, la individual, la del alumno en particular, y otra, la colectiva, o sea la
de la comunidad escolar, ya sea un centro, una comunidad autónoma, un país,
etcétera.
Por ello,
son dos grandes consecuencias las que se desprenden del fracaso escolar el fallo
de las instituciones escolares, o las que las representan y sus planes de
estudio, con lo que conlleva en cuanto a inversiones, posicionamiento
comparativo y proyectos de futuro; y el fracaso del alumno, que implica su
formación, su familia, su futuro y hasta su valía personal.
A nivel
individual, las dificultades pueden ser de aprendizaje, emocionales, de
comportamiento, de malos hábitos o de falta de técnicas de estudio, etcétera.
Resulta especialmente importante estar atentos ante las primeras dificultades
para hacer una correcta evaluación de la problemática del alumno y así
intervenir cuanto antes de la manera más adecuada, en la que será necesario
involucrar a todos los agentes implicados, es decir, a educadores, psicólogos,
psicopedagogos, neurólogos...
A nivel
colectivo, las familias, las escuelas y la Administración se responsabilizarán
del problema desarrollando distintas acciones pensadas y encaminadas a apoyar y
a dotar de recursos adecuados para su prevención y solución.
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