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El PODER DE ELEGIR
¿Y qué hay de toda esa gente que, según parece, quiere sufrir? Tengo una
amiga cuyo compañero la maltrata físicamente, y su relación anterior fue
del mismo tipo. ¿Por qué elige ese tipo de hombres, y por qué está
eligiendo no salir de esa situación ahora? ¿Por qué tanta gente elige el
dolor?
Sé que el término «elegir» es uno de los favoritos de los ambientes Nueva
Era, pero no es del todo preciso en este contexto. Es equívoco decir que
alguien «elige» una relación disfuncional o cualquier otra situación
negativa en su vida. La elección requiere conciencia, un elevado grado de
conciencia. Sin ella, no hay elección. La elección comienza cuando dejas
de identificarte con la mente y con sus patrones condicionados, en el
momento en que puedes estar presente. Hasta llegar a ese punto, eres
inconsciente desde el punto de vista espiritual. Eso significa que estás
obligado a pensar, sentir y actuar de cierto modo que concuerda con tu
condicionamiento mental. Por eso Jesús dijo: «Perdónales, porque no saben
lo que hacen». Esta frase no se refiere a la inteligencia en el sentido
convencional de la palabra. He conocido a muchas personas que, aun siendo
muy inteligentes y con estudios, eran completamente inconscientes, es
decir, estaban completamente identificadas con su mente. De hecho, si el
desarrollo mental y la cantidad de conocimiento no están equilibrados con
el correspondiente desarrollo de la consciencia, existe un gran potencial
de infelicidad y de fracaso.
Tu amiga está enganchada en una relación con un compañero irrespetuoso, y
no es la primera vez. ¿Por qué? Porque no tiene elección. La mente, al
estar condicionada por el pasado, siempre trata de recrear lo que conoce,
lo que le resulta familiar. Aunque sea doloroso, al menos es familiar. La
mente siempre se adhiere a lo conocido. Lo desconocido es peligroso porque
la mente no tiene control sobre ello. Por eso le disgusta e ignora el
momento presente. La atención al presente crea una discontinuidad no sólo
en la corriente mental, sino también en el continuo pasado-futuro. Nada
que sea realmente nuevo y creativo puede entrar en el mundo si no es a
través de esa discontinuidad, ese espacio claro de infinitas
posibilidades.
Por eso tu amiga, al estar identificada con su mente, puede que esté
recreando una pauta de conducta aprendida en el pasado en la que intimidad
y abuso están inseparablemente unidos. Alternativamente, puede estar
repitiendo un patrón mental de su primera infancia que afirma que es
indigna y merece ser castigada. También es posible que viva parte de su
vida a través del cuerpo-dolor, que siempre busca más dolor del que
alimentarse. Su compañero tiene sus propias pautas inconscientes, que
complementan las de ella. Por supuesto que su situación la crea ella
misma, pero ¿quién o qué es el yo que realiza esa creación? No es más que
una pauta mental-emocional del pasado. ¿Por qué convertirla en un yo? Si
le dices que ha elegido su estado o situación, estás reforzando su estado
de identificación mental. ¿Pero es ese patrón mental quien ella es? ¿Es su
yo? ¿Deriva del pasado su verdadera identidad? Enseña a tu amiga a ser una
presencia observante detrás de sus pensamientos y emociones. Háblale de su
cuerpo-dolor y de cómo liberarse de él. Enséñale el arte de la conciencia
de su cuerpo interno. Demuéstrale el significado de la presencia. En
cuanto sea capaz de acceder al poder del ahora, y así romper con su pasado
condicionado, tendrá una oportunidad.
Nadie elige la disfunción, el conflicto, el dolor. Nadie elige la locura.
Ocurren porque no hay suficiente presencia para disolver el pasado, porque
no hay suficiente luz para disipar la oscuridad. No estás plenamente aquí.
Aún no has despertado del todo. Entre tanto, la mente condicionada dirige
tu vida.
Asimismo, si eres una de las muchas personas que tiene un problema con sus
padres, si albergas resentimiento por algo que hicieron o dejaron de
hacer, aún sigues creyendo que tuvieron elección, que podrían haber
actuado de otro modo. Siempre parece que la gente tiene una elección, pero
eso es ilusorio. Mientras la mente, con sus patrones ilusorios, dirija tu
vida, mientras seas la mente, ¿qué opciones tienes? Ninguna. Ni siquiera
estás allí. El estado de identificación con la mente es agudamente
disfuncional. Es una forma de locura. Casi todo el mundo sufre esta
enfermedad en distintos grados. En cuanto te das cuenta de ello, no puede
haber más resentimiento. ¿Cómo puedes estar resentido con alguien que está
enfermo? La única respuesta apropiada es la compasión.
¿Significa eso que nadie es responsable de lo que hace? No me gusta esa
idea.
Si estás dirigido por tu mente, aunque no tengas elección, seguirás
sufriendo las consecuencias de tu inconsciencia, y crearás más
sufrimiento. Soportarás la carga del miedo, del conflicto, de los
problemas, del dolor. El sufrimiento así creado acabará obligándote a
salir del estado de inconsciencia.
Lo que dices sobre la elección también es aplicable al perdón, supongo.
Tienes que estar plenamente consciente y rendirte antes de poder perdonar.
«Perdón» es un término que se ha estado usando durante dos mil anos, pero
la mayoría de la gente tiene una visión muy limitada de su significado. No
puedes perdonarte verdaderamente ni perdonar a los demás mientras
extraigas del pasado tu sentido de identidad. Sólo accediendo al poder del
ahora, que es tu propio poder, puede haber un verdadero perdón. Esto quita
poder al pasado, y te das cuenta verdaderamente de que nada de lo que
hiciste, o de lo que se te hizo, podía dañar en lo más mínimo la radiante
esencia que eres. Entonces, el perdón mismo se vuelve innecesario.
¿Y cómo llego a ese punto de realización?
Cuando te rindes a lo que es y estás plenamente presente, el pasado ya no
tiene ningún poder. Ya no lo necesitas. La clave es la presencia. La clave
es el ahora.
¿Cómo sabré cuándo me he rendido?
Porque no necesitarás seguir haciendo preguntas.
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