|
LA ACEPTACIÓN DEL AHORA II
Cuando tu situación de vida te resulta insatisfactoria o intolerable, sólo
si empiezas por rendirte podrás romper el patrón de resistencia
inconsciente que perpetúa esa situación.
La rendición es
perfectamente compatible con la acción, con iniciar cambios o alcanzar
objetivos. Pero, en el estado de rendición, tu acción fluye desde una
energía completamente diferente, de otra cualidad. La rendición te conecta
con la fuente-energía del Ser, y tu hacer, imbuido de Ser, se convierte en
una alegre celebración de la energía de vida que te lleva más
profundamente al ahora. La no-resistencia realza enormemente la cualidad
de tu conciencia y, por lo tanto, la cualidad de cualquier cosa que estés
haciendo o creando. Entonces los resultados vendrán por sí mismos y
reflejarán esa cualidad. A esto lo podríamos denominar «acción rendida».
No estoy hablando de trabajar, tal como hemos conocido el trabajo durante
miles de años. A medida que más seres humanos vayan despertando, la
palabra «trabajo» irá desapareciendo de nuestro vocabulario y tal vez se
cree otra palabra para reemplazarla.
La cualidad de tu conciencia en este momento es el principal determinante
del tipo de futuro que experimentarás; por lo tanto, rendirte es la cosa
más importante que puedes hacer para provocar un cambio positivo.
Cualquier acción que emprendas es secundaria. Ninguna acción
verdaderamente positiva puede surgir de un estado de conciencia que no sea
de rendición.
Puedo entender que si estoy en un estado de conciencia desagradable o
insatisfactorio, y acepto el momento plenamente como es, no habrá
sufrimiento o infelicidad. Me habré elevado por encima de él. Pero sigo
sin entender de dónde vendrían la energía o la motivación para actuar y
producir el cambio si no experimento cierto grado de insatisfacción.
En el estado de rendición, ves con claridad lo que hay que hacer y
empiezas a actuar; vas haciendo una cosa cada vez, te centras en una cosa
cada vez. Aprende de la naturaleza: observa cómo se hace todo y cómo se
despliega el milagro de la vida sin insatisfacción ni infelicidad. Esto es
lo que dijo Jesús: «Mira los lirios del campo, cómo crecen; ni se afanan
ni se enredan».
Si tu situación
general es insatisfactoria o desagradable, separa este instante y ríndete
a lo que es. Ésta es la linterna que te permite ver en la niebla. Entonces
tu estado de conciencia deja de estar controlado por las condiciones
externas. Ya no partes desde un estado de reacción y resistencia.
Después observa las características específicas de la situación.
Pregúntate: «¿Hay algo que pueda hacer para cambiar la situación,
mejorarla o apartarme desella?». Si es así, emprende la acción apropiada.
No te centres en las cien cosas que vas a tener que hacer o que tal vez
tengas que hacer en el futuro, sino en la única cosa que puedes hacer
ahora. Eso no significa que no debas planificar. Podría muy bien ocurrir
que lo que tengas que hacer ahora mismo sea planificar. Pero asegúrate de
no empezar a proyectar «películas mentales» ni a proyectarte en el futuro,
perdiendo de ese modo el ahora. Cualquier acción que emprendas puede no
dar fruto inmediatamente. Hasta que lo haga, no te resistas a lo que es.
Si no puedes hacer nada y tampoco puedes salir de la situación, úsala para
entrar más profundamente en la rendición, más profundamente en el ahora,
más profundamente en el Ser. Cuando entras en esta dimensión intemporal
del presente, a menudo el cambio se presenta de maneras extrañas, sin
necesidad de hacer gran cosa por tu parte. La vida se muestra servicial y
cooperativa. Si había factores internos, como el miedo, la culpa o la
inercia, que te impedían actuar, se disolverán a la luz de tu presencia
consciente.
No confundas la rendición con una actitud de «ya nada me puede molestar» o
«las cosas ya no me importan». Si la miras de cerca, verás que tal actitud
está teñida de negatividad en forma de resentimiento oculto, de modo que
no es rendición, sino resistencia enmascarada. A medida que te vayas
rindiendo, dirige tu atención hacia dentro para comprobar si te queda
algún rastro de resistencia. Manténte muy alerta cuando lo hagas; de otro
modo, una bolsa de resistencia puede seguir escondida en algún rincón
oscuro en forma de un pensamiento o emoción no reconocidos.
|
|