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PELIGROS PROVENIENTES DE LAS ENTIDADES DESENCARNADAS: LA OBSESIÓN
Los
peligros provenientes de las entidades desencarnadas son indudablemente los de
la obsesión, ya sea de carácter temporario, durante unos pocos minutos, o un
período más extenso; también puede ser permanente y durar toda una vida.
Anteriormente he escrito un texto sobre este asunto, y será incluida al
finalizar ésta. Nunca repetimos un esfuerzo si podemos evitarlo. Principalmente
trato de destacar que la entrada de una entidad obsesora, se efectúa mayormente
por la actitud negativa asumida al practicar, ignorantemente, una meditación
inadecuada, en su ansia por recibir la luz de arriba, en su determinación por
esforzarse para alcanzar un nivel donde pueda hacer contacto con los
instructores y hasta con el Maestro, y en su esfuerzo por eliminar todo
pensamiento y vibraciones inferiores, el estudiante comete el error de hacer
receptiva toda su personalidad inferior. En vez de hacerla firmemente positiva,
respecto a los factores ambientales y a todos los contactos inferiores, y en
lugar de dejar que el "ápice de la mente" (si se me permite una expresión poco
común) sea receptivo y esté abierto a la trasmisión, desde los niveles causal o
abstracto, y también intuitivo, el estudiante permite la recepción de todas
partes. Únicamente un punto dentro del cerebro debe ser receptivo, todo el resto
de la conciencia debe estar polarizado de tal manera que no haya posibilidad de
interferencia externa. Esto se refiere a los cuerpos emocional y mental, aunque,
en la actualidad para la mayoría de las personas es aplicable únicamente al
emocional. En este período particular de la historia del mundo, el plano
emocional o astral está tan densamente poblado y la respuesta del físico al
emocional se halla tan exquisitamente sintonizada, que el peligro de obsesión es
mayor que nunca. Pero para que sirva de aliento, debo decir que lo mismo ocurre
en dirección inversa; nunca ha sido tan grande la respuesta a lo divino ni tan
rápida la reacción a la inspiración superior. La divina inspiración o "divina
obsesión", privilegio de todas las almas avanzadas, será comprendida en los años
venideros como no ha sucedido hasta ahora, y constituirá en definitiva uno de
los métodos para ayudar al mundo, empleados por el esperado Señor y Sus Grandes
Seres.
Debe recordarse que en el caso de una obsesión errónea, el individuo se halla a
merced de la entidad obsesora, estando, por lo tanto, involucrado inconsciente o
involuntariamente en ella. En la divina obsesión, el hombre, voluntaria y
conscientemente, colabora con Quien trata de inspirarlo o de utilizar sus
vehículos inferiores. El móvil, en este último caso, consiste en ayudar más a la
raza. La obsesión no es el resultado de una condición negativa, sino una
colaboración positiva, que procede de acuerdo con la ley, durante un período
determinado. Cuando la raza desarrolle más la continuidad de conciencia entre lo
físico y lo emocional y mas tarde lo mental, este acto de trasferir los
vehículos será más frecuente y mejor comprendido.
Causas
de la obsesión.
Una de
las actividades que tiene por delante el estudiante de ocultismo es el estudio y
la investigación científica de este asunto. Se dice en varios libros ocultistas
que la obsesión y la demencia son íntimos aliados. La demencia puede existir en
los tres cuerpos, siendo la menos dañina la del cuerpo físico, mientras que la
más duradera y la más difícil de curar es la del cuerpo mental. La insanía del
cuerpo mental, es el duro destino que desciende sobre los que durante muchas
encarnaciones han seguido la senda de la crueldad egoísta, empleando su
inteligencia para satisfacer fines egoístas, haciéndolo intencionalmente y
sabiendo que procedían mal. El Ego se vale de este tipo de locura algunas veces
para detener el avance del individuo por el sendero de la izquierda. En este
sentido es una bendición disfrazada. Tratemos primero de las causas de la
obsesión, dejando el asunto demencia para otro día. Estas causas son cuatro, y
cada una responde a un tratamiento diferente:
Una de las causas es la marcada debilidad del doble etérico en la trama
separadora, similar a un elástico flojo, que permite entrar a una entidad
foránea, proveniente del plano emocional. La entrada, formada por esta trama, no
está herméticamente cerrada, permitiendo ser atravesada desde afuera. Esta causa
se genera en el plano físico y es consecuencia del desajuste de la materia de
ese plano. Es resultado del karma prenatal, existiendo desde el primer momento.
Por lo general el paciente es físicamente débil e intelectualmente retardado,
pero poseído de un poderoso cuerpo emocional, que sufre, lucha y se esfuerza
para impedir la entrada. Los ataques son intermitentes, y los sufren con más
frecuencia las mujeres que los hombres.
Otra de las causas es debido a razones emotivas, la falta de coordinación entre
el cuerpo emocional y el físico. Debido a ello, cuando el individuo actúa en el
cuerpo emocional (como durante la noche), le es muy difícil volver a entrar en
el cuerpo físico y este da a otras entidades la oportunidad de entrar en el
vehículo físico e impedir que lo ocupe el verdadero Ego. Ésta es la forma más
común de obsesión y afecta a aquellos que poseen un robusto vehículo físico y
fuertes vibraciones astrales, pero cuerpos mentales débiles. Ello da lugar a que
se entable la lucha, siendo el origen de las violentas escenas de gritos del
lunático y del paroxismo del epiléptico. Los hombres están más sujetos a este
tipo de obsesión que las mujeres, pues éstas, por lo general, se hallan
definidamente polarizadas en el cuerpo emocional.
Un tipo raro de obsesión es la mental. En el futuro, a medida que el cuerpo
mental vaya desarrollándose, es posible que se den casos más frecuentes. La
obsesión mental involucra el desplazamiento en los niveles mentales, de ahí la
rareza. El cuerpo físico y el emocional se mantienen como una unidad, pero el
Pensador permanece en el cuerpo mental, mientras que la entidad obsesora
(revestida de materia mental) penetra en los dos vehículos inferiores. En el
caso de obsesión emocional, El Pensador permanece en sus cuerpos emocional y
mental, pero es desposeído del cuerpo físico. En este último caso no le queda ni
el emocional ni el físico. La causa reside en el desarrollo excesivo del mental
y en la relativa debilidad de los cuerpos emocional y físico. El Pensador es
demasiado potente para sus otros dos cuerpos y desdeña su empleo; se interesa
demasiado por su tarea en los niveles mentales, y de esta manera da oportunidad
a las entidades obsesoras para asumir control. Esto, como ya dije, es raro,
siendo la consecuencia de un desarrollo desequilibrado. Ataca a los hombres y a
las mujeres por igual; se manifiesta principalmente en la niñez, y es difícil de
curar.
Una causa de obsesión más rara aún es, definidamente, el trabajo de los magos
negros. Consiste en cortar el lazo magnético que une al Ego con el cuerpo físico
inferior, dejándolo en sus cuerpos emocional y mental. Esto, normalmente, daría
por resultado la muerte del cuerpo físico, pero, en tales casos, el mago negro
que ha de utilizar el físico, entra en él y hace conexión con su propio cordón.
Estos casos no son comunes- Se presentan únicamente en dos tipos de personas:
Los que se hallan muy evolucionados en el Sendero, pero que por negligencia
voluntaria, fracasan en alguna encarnación, abriéndose al ataque de las fuerzas
malignas. El pecado (como lo denominan ustedes) en la Personalidad de un
discípulo da origen a un punto débil, que es aprovechado por las fuerzas
malignas. Este tipo de obsesión se manifiesta en la trasformación que, a veces,
se observa en una gran alma que, súbitamente, se lanza por el camino
descendente, cambiando radicalmente la dirección de su existencia, enlodando así
una buena reputación. Lleva con ello el propio castigo, porque en los planos
internos el discípulo observa, y en agonía mental ve a su vehículo inferior
deshonrando el nombre sin mácula de su verdadero dueño, y dando ocasión a que se
hable mal de una causa querida.
El otro tipo corresponde a los poco evolucionados, a los débilmente organizados
y, por lo tanto, a los incapaces de resistir.
Tipos
de entidades obsesoras.
Las
entidades obsesoras son tan numerosas que es materialmente imposible
detallarlas, por lo tanto enumeraré una pocas:
1. Entidades desencarnadas de grado inferior que esperan encarnar, y aprovechan
la oportunidad cuando se presenta como en los primeros dos casos.
2. Suicidas ansiosos de deshacer lo hecho y de ponerse nuevamente en contacto
con la tierra.
3. Espíritus buenos y malos atados a la tierra, que debido a la ansiedad que
sienten por sus seres queridos, por sus negocios o porque ansían causar algún
daño, o repararlo, se apresuran a tomar posesión de los casos primero y segundo.
4. Los Hermanos Negros, como ya dije, que se aprovechan principalmente de los
casos tercero y cuarto. Ellos necesitan cuerpos muy evolucionados, no
interesándoles los débiles o burdos. En el tercer caso la debilidad es
totalmente relativa, debido a la excesiva acentuación del vehículo mental.
5. Elementales y entidades subhumanas de carácter maligno, que se aprovechan de
la más mínima oportunidad, allí donde sienten vibraciones afines.
6.
Algunos devas de naturaleza inferior, inofensivos pero traviesos, que por puro
capricho y diversión se introducen en el cuerpo de otro, así corno el niño se
divierte vistiéndose con ropas de adultos.
7. Visitantes ocasionales de otros planetas que penetran en ciertos cuerpos muy
evolucionados para llevar a cabo sus propios fines. Este caso es extremadamente
raro.
Ahora
indicaré algunos métodos que oportunamente constituirán las primeras tentativas
de curación.
En el
primer tipo mencionado, los casos de debilidad física, la cura tendrá por objeto
construir un cuerpo físico robusto, en sus aspectos físico y etérico, pero en
especial el etérico. Esto se efectuará en los años venideros, ayudados
directamente por los devas de las sombras (los devas violeta o de los éteres).
Se ayudará a reforzar la trama etérica por medio de la luz violeta, combinada
con los sonidos correspondientes, lo cual se aplicará en sanatorios de reposo.
Coincidentemente con este tratamiento, se intentará fortalecer el cuerpo mental.
A medida que se consiga el fortalecimiento del cuerpo físico, los ataques se
producirán cada vez con menos frecuencia, hasta que cesarán totalmente.
Cuando se trate de casos del segundo tipo, es decir, falta de coordinación entre
los vehículos físico y emocional, el primer método de curación será el
exorcismo, mediante la ayuda de los mántram y ceremonias (como se hace en el
ritual religioso). Personas aptas para ello usarán estos mántram durante la
noche, pues se supone que la entidad obsesora está ausente durante las horas de
sueño. Estos mántram harán volver al verdadero ocupante del cuerpo, formando una
muralla protectora a su alrededor, que tratará de obligar a la entidad obsesora
a permanecer alejada. Al regresar el verdadero ocupante, la tarea consistirá en
mantenerlo allí. La tarea educadora durante el día y las medidas de protección
durante la noche, por breves o prolongados períodos, eliminarán gradualmente al
maligno intruso, y con el transcurso del tiempo el paciente tratará de lograr la
inmunidad. Posteriormente se podrá decir algo más sobre esto.
En el caso de obsesión mental, el problema es más difícil. La mayor parte de las
primeras curas a lograrse en el futuro se obtendrán con los dos primeros grupos.
Para los casos de obsesión mental se deberán esperar mayores conocimientos,
aunque es conveniente hacer experimentos cuanto antes. Esta tarea tendrá que
hacerse principalmente desde el plano mental por quienes pueden actuar
libremente en este plano, a fin de ponerse en contacto con el Pensador en su
cuerpo mental. Se deberá obtener la colaboración del Pensador, para efectuar un
ataque conjunto contra los cuerpos emocional y físico obsesados. Las curas de
los dos primeros casos se efectuarán, en su mayor parte, durante la noche, pero,
en el último caso, el Pensador ha de recuperar sus cuerpos físico y emocional,
de ahí su extrema dificultad. En estos casos frecuentemente se produce la
muerte.
Sobre los casos de rotura del cordón magnético, nada puede hacerse todavía.
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