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EL SEXO EN LA NUEVA ERA
La profecía es siempre peligrosa, pero a veces se puede hacer un pronóstico o
una predicción basada en las actuales tendencias generales.
Durante los próximos doscientos años desaparecerán gradualmente las antiguas
influencias bajo las cuales hemos vivido, y se harán sentir las nuevas
potencias. Se dice que tres cosas caracterizarán la era acuariana venidera y
llegarán a ser posibles por la influencia que ejercerán los tres planetas que
rigen los tres decanatos de este signo. Primero, tendremos la actividad de
Saturno, que producirá la bifurcación de los caminos y proporcionará la
oportunidad a quienes puedan aprovecharla. También habrá un Período de
disciplina y un ciclo en que se harán decisiones; mediante estas decisiones
discriminadoras la humanidad recibirá su derecho de progenitura. Hoy esta
influencia ya se hace sentir en forma poderosa.
Posteriormente, por la influencia que ejerce Mercurio en el segundo decanato,
tendremos la afluencia le la luz y la iluminación mental y espiritual, y una
interpretación más veraz de la enseñanza de la Logia de Mensajeros. El trabajo
realizado en el primer decanato permitirá a muchos decidir y realizar el
esfuerzo que los llevará a elevar las energías inferiores a los centros
superiores y transferir el enfoque de su atención de abajo a arriba del
diafragma. El trabajo efectuado en el segundo decanato permitirá, a quienes
estén preparados, fusionar la personalidad con el alma y, como ya indiqué, la
luz brillará y el Cristo nacerá en ellos. En el tercer decanato se inaugurará el
reino de la hermandad, y Venus regirá mediante el amor inteligente, lo
importante es el grupo, no el individuo; el altruismo y la colaboración
reemplazarán constantemente a la separatividad y a la rivalidad.
En ningún sector de la vida se sentirán tan potentemente estos grandes cambios
como en la actitud que adoptará el hombre hacia el sexo y en el reajuste de la
relación marital, nueva actitud que irá produciéndose gradualmente a medida que
la ciencia de la sicología, que se desarrolla lentamente, haga valer sus
derechos. Cuando el hombre llegue a comprender su triple naturaleza y penetre en
la naturaleza de su conciencia y en la profundidad de su propia vida
subconsciente, tendrá lugar, gradual y automáticamente, un cambio en la actitud
del hombre hacia la mujer y de la mujer hacia su destino. Cambio necesario que
no será el resultado de medidas legales o de decisiones hechas por los
representantes del pueblo para enfrentar los desastres del momento; vendrá
lentamente como resultado del inteligente interés demostrado por las tres
generaciones venideras. Los que vienen ahora a la existencia y los que vendrán
durante el próximo siglo estarán bien preparados para enfrentar el problema del
sexo, pues comprenderán el problema con mayor claridad que la vieja generación y
pensarán en términos más extensos y amplios de lo que es común hoy. Serán más
conscientes del grupo y menos individualistas y egoístas, se interesarán más por
las nuevas ideas que por las antiguas teologías, no tendrán tantos prejuicios y
serán más tolerantes que la mayoría de las actuales personas bien intencionadas.
La sicología está recién ahora entrando en sus derechos y comenzando a
comprender cuál es su función, sin embargo dentro de cien años será la ciencia
que predominará y los nuevos sistemas de educación, fundados en la sicología más
genuina, habrán reemplazado totalmente nuestros métodos modernos.
En el
futuro se tratará de determinar el propósito de la vida del hombre. Se efectuará
cuando se sepa a qué rayo pertenece, mediante el análisis de su equipo (la
sicología vocacional es el incipiente comienzo), el estudio de su horóscopo y
cuando se le imparta una base sólida respecto a la atención mental, al control
mental y al entrenamiento de la memoria, a fin de retener la información
suministrada. Se dará especial atención al procedimiento por el cual podrá
integrar su personalidad y elevar y purificar las cualidades vivientes, todo lo
cual tendrá por objeto llegar a ser consciente y obrar adecuadamente, siendo así
una persona de valor para el grupo. Este factor es de gran importancia.
Síntesis, pureza física, descentralización y bien grupal, serán notas claves de
la enseñanza a impartirse.
Se
enseñará el control emocional y el recto pensar, y una vez logrados se adquirirá
automáticamente el conocimiento de las realidades espirituales y se subordinará
la vida al propósito grupal. Las relaciones del hombre estarán inteligentemente
dirigidas, y su vinculación con el otro sexo será guiada no sólo por el amor y
el deseo, sino por la ordenada comprensión intelectual de la verdadera
significación del matrimonio. Lo antedicho puede aplicarse a la mayoría de las
personas inteligentes y bien intencionadas, cuyas normas se desarrollarán en el
transcurso de las décadas, y personificarán los sueños e ideales de los
visionarios más avanzados de hoy. Existirán personas irreflexivas, ociosas y
estúpidas, pero la evolución va deprisa y el orden está en camino.
No puedo
anticipar las leyes que se promulgarán para controlar a las personas sobre este
difícil tema del sexo, ni predecir cuáles serán las leyes matrimoniales. Aún no
se sabe en qué forma enfrentarán el problema las legislaturas de las naciones.
No me interesa hacer conjeturas. Pero lo que puedo hacer y haré, es proporcionar
las premisas fundamentales que subyacen en las mejores ideas futuras sobre el
tema del sexo y el matrimonio. Tales premisas son tres: cuando sean comprendidas
y captadas y se integren a las ideas prevalecientes de la época y formen las
bases de las normas reconocidas y una vida decorosa, entonces los detalles de
cómo, dónde y cuándo se resolverán por sí solos.
1. La
primera premisa está basada en la relación entre ambos sexos, y la forma de
encarar la relación matrimonial se considerará como parte de la vida grupal y
para el bien del grupo; esto no será el resultado de las leyes que reglamentan
el matrimonio, sino como consecuencia de la educación acerca de las relaciones
grupales, del servicio y de la ley del amor comprendida prácticamente y no en
forma sentimental. Los hombres y mujeres se considerarán como células de un
organismo vital, y esta comprensión y perspectiva coloreará sus actividades.
También será considerada como una realidad de la naturaleza y un producto de
pasados ciclos de evolución; no será una teoría y una esperanza como sucede en
la actualidad. Se estudiará lo que es mejor para el grupo y lo que se necesita
para fomentar la eficiencia de un ente del grupo. Los hombres vivirán cada vez
más en el mundo de las ideas y de la comprensión, y no en el mundo del deseo
desordenado y del instinto animal; el amor del hombre por la mujer y viceversa
será más verdadero de lo que es hoy, pues no será estrictamente emocional y
tendrá una base inteligente.
A medida que el impulso asciende desde el centro sacro al laríngeo, los hombres
no se centrarán tan poderosamente en sus impulsos físicos sexuales y
manifestarán más conscientemente su expresión creadora. Su vida en el plano
físico continuará en forma normal, pero es necesario que comprendan que el modo
en que el hombre satisface su naturaleza sexual es anormal y desordenado y
estamos en camino de llegar a una normalidad sensata. El deseo del placer
egoísta y la satisfacción del impulso animal, que es instintivamente correcto
cuando es ordenado, e incorrecto cuando se lo prostituye exclusivamente para el
placer, serán reemplazados por la decisión que adopten ambas partes. La decisión
satisfará la necesidad natural en forma correcta, conveniente y ordenada. En la
actualidad se sacrifica generalmente una de las partes, sea por una indebida
abstinencia o un excesivo desenfreno.
2. La
segunda premisa se basará en el grado de evolución alcanzado, y para cumplirla
correctamente es necesaria una verdadera integración de la personalidad. Esta
regla podría expresarse de la siguiente manera: El verdadero matrimonio y la
correcta relación sexual deben involucrar la unión de los tres aspectos de la
naturaleza del hombre, y unirse los tres niveles de conciencia al mismo tiempo,
físico, emocional y mental.
Para que
un hombre y una mujer formen un matrimonio verdaderamente feliz deben
complementarse en los tres aspectos de su naturaleza y existir una unión
simultánea. ¡Cuán rara vez ocurre y qué extraño es encontrarlo! No es necesario
que entre en detalles sobre esto, pues esta verdad es evidente y ha sido
expresada repetidas veces. Más adelante, aunque el día está muy lejano todavía,
se formarán matrimonios que tendrán como base la etapa del desarrollo de la
personalidad integrada, y sólo podrán celebrar el sagrado ritual del matrimonio,
quienes hayan alcanzado la misma etapa en el trabajo de transmutar lo inferior a
los centros superiores; un matrimonio se considerará indeseable y sus partes
dispares, cuando una de ellas viva la vida de la personalidad purificada,
centrada arriba del diafragma, y la otra, la vida del animal inteligente
centrada abajo del diafragma. Para finalizar diré que muy pocos elegirán sus
cónyuges entre aquellos en quienes el Cristo no haya nacido nuevamente y
expresen la vida crística. Pero el tiempo no ha llegado aún, excepto para pocos
y raros casos.
3. La
tercera premisa se refiere al deseo de proporcionar cuerpos sanos y buenos para
los egos que encarnan, lo cual no es posible debido a nuestro mal reglamentado
sistema de convivencia. La mayoría de los niños que nacen hoy han venido a la
existencia en forma accidental, sin que se los haya deseado. Si bien algunos,
muy pocos han deseado tenerlos, pero aún en tales casos, el deseo se funda
generalmente en razones de herencia, posesión, perpetuación del linaje o
materialización de una ambición insatisfecha, sin embargo, se acerca el día en
que los nacimientos serán deseados y controlados; cuando llegue ese día
encarnarán más rápidamente discípulos e iniciados. La correcta preparación
tendrá lugar antes de satisfacer el impulso sexual, las almas serán atraídas por
la urgencia del deseo de sus padres, la pureza de sus móviles y el poder de su
trabajo preparatorio.
Cuando
estos tres móviles se estudien detenidamente y cuando los hombres y mujeres
moldeen sus relaciones en el plano físico, basados en sus relaciones grupales,
en su unión simultánea en los tres planos y en la oportunidad ofrecida a las
almas que encarnan, tendremos el restablecimiento del aspecto espiritual del
matrimonio, veremos la entrada de esa era, donde la buena voluntad será la
característica sobresaliente, y desaparecerán el propósito egoísta y el instinto
animal.
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