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LAS ADICCIONES
Podría decirse que una adicción es una pauta de conducta compulsiva y
persistente, y la adicción vive dentro de nosotros casi como una entidad o una
subpersonalidad, un campo de energía que se apodera periódicamente de nosotros
por completo. Hasta se apodera de nuestra mente, de la voz mental, la cual
entonces se convierte en la voz de la adicción. Podría decir, "hoy ha sido un
día muy difícil, me merezco un premio. ¿Por qué negarme el único placer que me
queda en la vida?" Entonces, si estamos identificados con la voz interior a
causa de nuestra inconsciencia, abrimos el refrigerador para atacar la torta de
chocolate. En otras ocasiones, la adicción puede saltarse por completo a la
mente y, sin saber cómo, nos vemos con un cigarrillo en la boca o un vaso de
licor en la mano. "¿Cómo llegó esto a mi mano?" La acción de sacar un cigarrillo
de la cajetilla y encenderlo, o de servir el trago, ocurrió en medio de la
inconsciencia total.
Si usted tiene un patrón de comportamiento compulsivo como fumar, comer en
exceso, beber, ver televisión, Internet, o cualquier otro, haga lo siguiente:
cuando note que la urgencia de la adicción comienza a manifestarse, pare y
respire conscientemente tres veces. De esa manera se establece un estado de
alerta. Deténgase durante unos minutos a observar la urgencia misma y a sentir
ese campo de energía en su interior. Sienta conscientemente la necesidad física
o mental de ingerir o consumir una determinada sustancia, o el deseo de
manifestar el comportamiento compulsivo. Después respire conscientemente otras
cuantas veces. Verá que la ansiedad desaparece, al menos transitoriamente. O
quizás se dé cuenta de que el peso de la urgencia prevalece y no tiene otra
salida que obedecer o manifestar el comportamiento nuevamente. No lo convierta
en un problema. Convierta la adicción en parte de su práctica de conciencia tal
como se describió en espacios anteriores. A medida que aumente la conciencia,
los patrones adictivos se debilitarán hasta disolverse finalmente. Sin embargo,
recuerde tomar nota de los pensamientos que justifican el comportamiento
adictivo, a veces con argumentos sagaces, a medida que van pasando por su mente.
Pregúntese de quién es la voz, y se dará cuenta de que la que habla es la
adicción. Mientras lo sepa, mientras esté presente en calidad de observador de
su mente, es menos probable que ésta logre engañarlo para que usted haga lo que
ella desea.
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