LA CONCIENCIA DE LOS OBJETOS Y LA CONCIENCIA DEL ESPACIO
La vida de la mayoría de las personas está atestada de cosas: cosas materiales,
cosas por hacer, cosas en qué pensar. Es una vida parecida a la historia de la
humanidad, la cual Winston Churchill definió diciendo, "una maldita cosa tras
otra". Sus mentes están atestadas de pensamientos, que se suceden uno tras otro
sin parar. Esa es la dimensión de la conciencia de los objetos, la cual
constituye la realidad predominante de muchas personas y es la causante de tanto
desequilibrio. A fin de que la cordura reine nuevamente en nuestro planeta,
debemos equilibrar la conciencia del objeto con la conciencia del espacio. El
surgimiento de la conciencia del espacio es la etapa siguiente en la evolución
de la humanidad.
Tener conciencia del espacio significa que, además de tener conciencia de las
cosas (que siempre se reducen a las percepciones sensoriales, los pensamientos y
las emociones) hay un estado de alerta subyacente. Ese estado de alerta implica
que no solamente somos conscientes de las cosas (los objetos) sino también del
hecho de ser conscientes. Es eso que percibimos como una quietud despierta en el
fondo mientras las cosas suceden en primer plano. Es una dimensión que está
presente en todos nosotros, pero que pasa inadvertida para la mayoría de las
personas. Algunas veces la señalo cuando pregunto, "¿Puede sentir su propia
Presencia?"
La conciencia del espacio representa no solamente la liberación del ego, sino
también del materialismo y la materialidad. Es la dimensión espiritual, la única
capaz de imprimir trascendencia y un verdadero significado a este mundo.
La razón verdadera por la cual nos molestamos ante una situación, una persona o
un suceso no está en la persona, la situación o el suceso, sino en haber perdido
la perspectiva verdadera que solamente el espacio nos puede proporcionar.
Quedamos atrapados en la conciencia del objeto y perdemos de vista el espacio
interior atemporal de la conciencia misma. Cuando utilizamos como guía la frase
"También esto pasará", recuperamos la conciencia de esa dimensión interior.
Otra frase que nos señala la verdad interior es la siguiente: "nunca estoy
disgustado por la razón que creo".
|