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LA PATERNIDAD Y LA MATERNIDAD CONSCIENTES
Muchos hijos abrigan ira y resentimiento hacia sus padres y, muchas veces, la
causa es la falta de autenticidad en su relación. El hijo anhela un progenitor
que sea un ser humano, no un personaje, independientemente de la meticulosidad
con la cual se esté representando al personaje. Es probable que como padres
hagamos todo lo correcto y lo mejor que podemos por nuestros hijos, pero hacer
lo mejor puede no ser suficiente. En efecto, hacer nunca será suficiente si
descuidamos el Ser. El ego no sabe nada acerca del Ser sino que cree que la
salvación final está en el hacer. Cuando somos presa del ego creemos que
haciendo más y más finalmente acumularemos suficientes "acciones" para sentirnos
completos en algún momento futuro. No es así. Solamente nos perderemos en medio
de la actividad. Toda la civilización se está perdiendo en medio de una
actividad que no está anclada en el Ser y, por tanto, es inútil.
¿Cómo traer el Ser a la vida de una familia ocupada, a la relación con los
hijos? La clave está en prestarles atención a los hijos. Hay dos clases de
atención. Una es la basada en la forma. Y la otra es la atención sin forma. La
atención basada en la forma siempre está conectada de alguna manera con la
acción o la evaluación. "¿Hiciste tus tareas? Come. Arregla tu habitación.
Cepíllate los dientes. Haz esto. Deja de hacer eso. Apúrate, alístate".
¿Qué más debemos hacer ahora? Esta pregunta básicamente resume la vida familiar
de muchos hogares. Claro está que la atención basada en la forma es necesaria y
tiene su lugar, pero si es el único elemento de la relación con el hijo,
entonces falta la dimensión vital y el Ser se pierde completamente entre "los
apuros y preocupaciones del mundo", como dice Jesús. La atención sin forma es
inseparable de la dimensión del Ser. ¿Cómo opera?
Al mirar, oír, tocar o ayudar al hijo a hacer esto o aquello, nos mantenemos
alertas, quietos, completamente presentes, no deseando otra cosa que no sea ese
momento, tal y como es. Es así como abrimos espacio para el Ser. En ese momento,
estando presentes, dejamos de ser padre o madre. Somos la conciencia, la
quietud, la Presencia que oye, mira, toca y habla. Somos el Ser detrás de la
acción.
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