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TU
PROPÓSITO INTERIOR
Tan pronto como nos elevamos por encima del simple estado de supervivencia, la
pregunta acerca del significado y el propósito adquiere lugar preponderante en
nuestra vida. Muchas personas se sienten prisioneras de la rutina diaria, la
cual parece restar toda importancia a la vida. Hay quienes piensan que la vida
pasa, que las está dejando o ya las ha dejado atrás. Otras personas se sienten
enormemente preocupadas por las exigencias de su trabajo, por la necesidad de
mantener a su familia o por su situación económica y de vida. Algunas son
víctimas del estrés agudo mientras que otras son presa del tedio. Hay quienes se
pierden en medio de la actividad frenética mientras que otras sucumben al
estancamiento. Muchas personas añoran la libertad y la expansión implícitas en
la promesa de la prosperidad. Otras ya disfrutan de la libertad relativa que les
ofrece la prosperidad pero descubren que ni siquiera eso le imprime significado
a la vida. No hay nada que reemplace el verdadero propósito. Pero el propósito
verdadero o primario de la vida no se encuentra en el plano externo. No tiene
nada que ver con lo que hacemos sino con lo que somos, es decir, con nuestro
estado de conciencia.
Por eso lo más importante que debemos reconocer es lo siguiente: tenemos un
propósito interno y otro externo en la vida. El propósito interno se relaciona
con el Ser y es primario. El propósito externo se relaciona con el hacer y es
secundario. Si bien estos espacios en nuestra Web se refiere principalmente a
nuestro propósito interno, en éste espacio y en el siguiente nos referiremos
también a la pregunta de cómo lograr consonancia entre el propósito interno y el
externo. Sin embargo, los dos propósitos están tan íntimamente ligados que es
casi imposible hablar del uno sin hacer referencia al otro.
Nuestro propósito interno es el despertar. Es así de sencillo, es un propósito
que compartimos con todos los demás seres humanos de este planeta, porque es el
propósito de la humanidad. Nuestro propósito interno es parte esencial del
propósito del todo, del universo y de su inteligencia. Nuestro propósito externo
puede variar con el tiempo y es muy diferente según la persona. La base para
poder cumplir con nuestro propósito externo está en encontrar el propósito
interno y vivir en consonancia con él. Es la base del éxito verdadero. Sin esa
consonancia podemos lograr determinadas cosas a base de esfuerzo, lucha,
dedicación o simplemente mucho trabajo y sagacidad. Pero ese esfuerzo no
encierra dicha alguna y termina invariablemente por traducirse en alguna forma
de sufrimiento.
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