El amor a la humanidad
Cuando oigo a alguien
que dice, suspirando, "la vida es dura", siempre estoy tentado de
preguntarle: "¿Comparada con qué?" |
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Ojalá amase yo a la raza
humana;
Ojalá amase su necio
rostro;
Ojalá amase su modo de
caminar;
Ojalá amase su modo de
hablar;
Y cuando me presentasen
a uno,
Ojalá pensara yo: ¡Qué
divertido!
Sir Walter Raleigh
A primera vista, estos
versos de sir Walter Raleigh parecen ser una confesión, graciosa pero nada
notable por lo demás, de su misantropía, y un comentario sobre la falta de
atractivo de la raza humana. Pero también es posible que verdaderamente
deseara amar a toda la humanidad. Pensándolo bien, ¿no lo deseamos todos?
¡qué dulce debe ser amar de verdad a la raza humana! Muchos que éramos
jóvenes en los sesenta sospechamos todavía que los Beatles decían algo
importante cuando cantaban " All You Need is Love " ( Lo único que necesitas
es amor ).
En una segunda lectura,
la poesía parece un poco melancólica. El autor habla de un cielo donde le
gustaría entrar, pero no sabe cómo. En este sentido, habla por todos
nosotros.
Pero también nos
preguntamos: ¿Con cuanta insistencia lo intentó? Sir Walter, como cristiano
que era, ¿no reflexionó sobre su deber religioso de amar a su prójimo y de
perdonar a sus enemigos? ¿Acaso promete el Nuevo Testamento en alguna parte
que será fácil amar a nuestro prójimo ? Al contrario: su mensaje general es
que es bastante difícil amar a nuestro prójimo y que es más difícil todavía
perdonar a nuestros enemigos. Si fueran tareas fáciles, no habría después
recompensa.
¿Rezaba sir Walter
pidiendo la fuerza y la sabiduría necesarias para amar a su prójimo? ¿Buscó
la orientación de sabios maestros religiosos o filósofos? Viendo su poesía
desde este punto de vista, tiene un aire de suficiencia y de petulancia.
Esto debe servirnos de advertencia a todos, pues pocos podemos declararnos
inocentes de este tipo de petulancia.
Consideremos el
siguiente relato pedagógico hasídico.
Un rabino interrogaba al
Señor sobre el cielo y el infierno. El Señor dijo: "te mostraré el infierno"
y condujo al rabino a una mesa redonda. A su alrededor estaban sentadas unas
personas que tenían un hambre mortal; cosa rara, pues en el centro de la
mesa había una olla grande con un guiso. El guiso tenía un olor apetitoso, y
al rabino se le hizo la boca agua. Las personas que estaban sentadas
alrededor de la mesa tenían unas cucharas con el mango muy largo. Sabían que
llegaban justo hasta la olla y que podían tomar cucharadas del guiso, pero
los mangos de las cucharas eran más largos que el brazo de una persona, y
por eso no podían llevarse la comida a la boca. El rabino vio que sufrían
terriblemente. El señor dijo:
"Ahora te enseñaré el
cielo". Entraron en otra sala muy parecida a la primera. Vieron una mesa
semejante, grande y redonda, y, como antes, los comensales tenían cucharas
largas. Pero en el cielo estaban bien alimentados. Sus risas y sus sonrisas
ponían de manifiesto que estaban felices. Viendo la perplejidad del rabino,
el Señor dijo: "Es sencillo, pero requiere cierta habilidad: han aprendido a
darse de comer los unos a los otros".
Debemos distinguir entre
el sentimiento de compasión y la práctica de la Compasión. El sentimiento de
la compasión es sinónimo del sentimiento de simpatía. Ambos términos se
refieren a un sentimiento de calor y de amistad hacia otra persona,
normalmente acompañado de un sentimiento de pena si la otra persona está en
una mala situación. Yo no le estoy recomendando a usted que intente sentir
simpatía. Usted no puede optar voluntariamente por tener el sentimiento de
simpatía, como no puede optar voluntariamente por sentir deseo sexual,
náuseas, fatiga, alegría, angustia, ni ningún otro sentimiento humano
fundamental. Lo que recomiendo, más bien, es la práctica continuada y
deliberada de la Compasión. La compasión es una intención, una actividad
interior deliberada que exige esfuerzo. el sentimiento de simpatía surge
algunas veces, aunque no siempre, de la práctica deliberada de la Compasión.
La simpatía no es más que uno de los muchos resultados deseables de la
práctica de la Compasión.
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