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JUSTICIA
La prudencia y la justicia est án
más íntimamente ligadas de lo que pueda parecer a simple vista. La justicia
consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que
les es debido, es la capacidad de vivir en la verdad con las personas. No es
difícil ver en qué medida depende el arte de vivir del conocimiento objetivo
de la realidad, de la justicia y de la prudencia. Sólo
la persona que es objetiva puede ser justa, y la falta de objetividad
equivale a injusticia.
La justicia ordena el querer y
el obrar humanos en relaci ón
con el prójimo sea Dios, la naturaleza u otra persona. El ser humano bueno
es justo; la realización de la justicia es cometido de todo ser humano. Ni
el lucero de la mañana
ni el del anochecer se pueden comparar a la persona justa en belleza.
Únicamente el ser humano que se esfuerza por ser justo,
por dar a cada uno lo suyo, experimenta en sí mismo la total insuficiencia,
a la que, no obstante, intenta superar. Al intentar hacer justicia en sus
actos cotidianos tiene clara consciencia de que jamás llegará a hacer lo que
en rigor está obligado a hacer. Advierte que, si no quiere faltar a su
deber, debe estar preparado para dar no solamente lo que debe, sino también,
estrictamente hablando, lo que no está obligado a dar. Es la persona justa,
y en mayor medida cuanto mayor es la lucidez con que se experimenta la
consciencia de este hecho, la única que es capaz de estar dispuesta a dar lo
que no debe; sólo ella accede de buen grado a entregar lo que nadie podría
forzarle a dar. El dar aun lo que no se debe es una necesidad que la persona
justa ha de tener sobre todo en cuenta, dado que en este mundo la injusticia
es una manifestació n
cotidiana.
El exclusivo c álculo
de lo debido vuelve fatalmente inhumana a la vida en común; no es decoroso
limitarnos al estricto cumplimiento de nuestro deber. Es cierto que la
misericordia sin la justicia es el principio de la disolución, pero también
lo es que la justicia sin misericordia es crueldad. El propósito de obrar
adecuadamente, de ser justo se convierte en un propósito injusto si detrás
no se encuentra la consciencia y el amor.
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