TERRORISMO E INJUSTICIA
La definición de terror, terrorismo o terrorista,
plantea un gran problema dada las diferencias, no solo de concepto sino
de puro interés. Desgraciadamente, hay que cambiar el sentido de la
verdad, de la razón, del derecho, de la legitimidad y hasta de la
gramática, para salvar de la horca a los cuatreros. Como empieza a ser
penosamente habitual, la culpa es de las víctimas.
No es terrorismo invadir, destruir, robar,
expoliar, torturar –aunque sea en cárceles secretas y en vuelos ocultos-
gasear, violar todos los derechos habidos y por haber, sin ninguna causa
que lo justifique, por parte de los unos; pero sí lo es ejercer el
inalienable derecho a la legítima defensa, ante una fuerza desmesurada y
criminal, para recuperar el propio destino, proteger las vidas, la
dignidad y los recursos, por parte de los otros.
Como es habitual, las miles de personas que
en todo el mundo apoyan y defienden la justicia desde el derecho y las
libertades y están radicalmente contra sus violadores, sean quienes sean
y de donde sean, no son representativos ni son legítimas sus opiniones
ni reivindicaciones, “porque sólo son unos progres apestosos movidos por
su condición de fanáticos antiamericanos, anti-semitas, anti-etc.”.
Las leyes y la justicia quedan
deslegitimadas bajo el muy bien implantado y manipulado concepto de que
estos derechos son inherentes a individuos que se descalifican por su
condición de “anti-...”.
Calificando a alguien como anti-americano,
se deslegitima, por tendenciosa su reivindicación quedando impune el
objeto de la misma, bajo una, extrañamente aceptada, asociación
inseparable entre la justicia y el individuo que la solicita.
No tienes derecho a pedir justicia por los
crímenes de Bush porque el hecho de pedirla te convierte en
“anti-americano”. Se hace creer que agredes a EE.UU y no a un vulgar
genocida de esa nacionalidad, impidiendo el debate o el juicio riguroso
y objetivo sobre el delito, desviándolo hacia el totalmente subjetivo y
herido orgullo patrio.
Si arremetes contra un criminal te conviertes en
anti-semita, si este es judío, sin arremetes contra un hombre-bomba
palestino, te conviertes en antipalestino. Automáticamente estos serán
arropados y protegidos o convertidos en héroes por millones de personas,
que habitualmente son respetuosos con las leyes, pero que se sienten
aludidos y señalados por su condición de semitas o árabes, forzando la
impunidad de delitos para los que ellos mismos exigieron leyes para su
erradicación. La manipulación y el hábil manejo mediático del
tribalismo, permite eludir la justicia por la misma gran mayoría que la
quiere y la necesita.
El poder de la fuerza decide lo que es
justo y lo que no. El poder de la razón y el conocimiento es diluido y
ahogado, con sus portadores, bajo manipulación mediática.
Es necesario retomar la senda de la cordura y la razón si no queremos
seguir pagando y patrocinando nuestra autodestrucción.