La
explicación más frecuente que, desde la psicología social, se ha dado sobre la
adquisición de una identidad política ha estado centrada en el campo de la
formación de las actitudes sociopolíticas. Este tipo de actitudes tiene tres
factores generadores, según Krech y colaboradores (1965): a) la satisfacción de
las necesidades del individuo; b) la pertenencia del individuo a un grupo, y c)
las dimensiones de la propia personalidad del sujeto.
La
necesidad del individuo de cubrir sus necesidades primarias lo lleva a la toma o
adquisición de determinadas actitudes sociopolíticas como forma de subsistir: la
situación de carencia de recursos económicos conduce con frecuencia a ideologías
de tipo radical en los objetivos a conseguir y en los medios de consecución,
mientras que el miedo a la pérdida de lo poseído lleva a ideologías de tipo
conservador.
La
pertenencia del individuo a grupos genera o modifica sus actitudes
sociopolíticas. Existen dos tipos de grupos en los que el individuo se siente
presionado a tomar una determinada actitud. El grupo primario o familia, y el
grupo de amigos o pares. La influencia del grupo primario sobre la determinación
de la ideología política de una persona surge a raíz de la necesidad que el
grupo familiar tiene de homogeneizar sus creencias, necesidad por la que intenta
suprimir toda contradicción interna para evitar conflictos. Con frecuencia
ocurre que, si se da una excesiva importancia a las creencias políticas en el
grupo familiar, éstas se pueden convertir en el área central de conflictos entre
generaciones, debido al proceso de revisión que los hijos hacen de las normas
familiares. Este proceso es entendido por los autores psícoanalítícos como una
rebelión de los hijos contra las normas impuestas por los padres. Los grupos de
amigos o grupos de pares tienen una importante influencia sobre la opinión
política del sujeto, en el sentido de que pueden modificarla y adaptarla a la
opinión grupal; sin embargo, el sujeto, en este caso, tiende a elegir su
pertenencia a grupos acordes con sus opiniones en dos sentidos: a) como forma de
reducir sus conflictos, y b) como forma de ver respaldada su opinión.