CÓMO
COMBATIR EL ESTRÉS
Prácticamente, todas las personas, cada una en su medio, se encuentran sometidas
al estrés, unos se defienden adecuadamente y otros se vienen abajo. Para
afrontarlo hay que estructurar todo un plan que se apoya en las siguientes
medidas:
— Actitud
psicológica: en todo momento hay que conocer aquello a lo que uno se enfrenta,
las exigencias que le impone y las posibles consecuencias. Valorar las propias
aptitudes a la hora de seleccionar el modo de vida y las actividades. Conviene
prepararse para cada situación esperando de ella lo que va a traer consigo, ni
más ni menos.
—
Mantener una vida sana desde el punto de vista higiénico, dietético y físico:
llevar una dieta equilibrada y completa (que contenga todos los principios
inmediatos y cubrir las necesidades del organismo); evitar el tabaco, el café y
el alcohol, y realizar ejercicio físico con regularidad, son puntos básicos para
mantener la forma física y evitar la sobrecarga de las tensiones estresantes.
—
Técnicas de relajación: son sumamente eficaces; pueden aprenderse con un
técnico, pero siempre el sujeto debe ponerlas en marcha por sí mismo
cotidianamente y apenas las necesite. Hay dos técnicas fundamentales: la
relajación progresiva de lacobson y el entrenamiento autógeno de Schultz. La
técnica de lacobson consiste en provocar la contracción y la relajación de
paquetes musculares de forma progresiva. El entrenamiento autógeno es un método
global que combina mente y cuerpo.
—
Mantener una situación afectiva estable y satisfactoria es básico para afrontar
el estrés. El estar encajado afectivamente, tener amigos, llevarse bien con los
otros, y, a fin de cuentas, tener un apoyo social es imprescindible.
—
Organizar el trabajo y el resto de la actividad de modo que el consumo y la
recuperación de energía esté controlado. Ofrecemos aquí una serie de consejos
útiles:
• dedicar
diariamente un tiempo a las propias aficiones: leer, oír música, pasear, ir al
cine...
•
mantener una comunicación regular y diaria con otras personas;
•
programar las actividades sin agobios, no hacer más de una cosa cada vez y no
empezar una nueva hasta no haber acabado la anterior;
• evitar
las responsabilidades excesivas y no querer abarcar más de lo que se puede;
•
aprender a tomarse un tiempo para cada cosa;
• tener
en cuenta que nada es definitivo ni irreemplazable, todo puede ser y todo se
puede hacer.