|
Constitución y
funcionamiento de la mente inferior. Presentación.
El hombre utiliza la mente inferior, la razón, mientras que el alma utiliza
la mente superior o mente abstracta. Ambas actúan a través de los dos
aspectos de la Mente Universal y eso hace posible la relación entre ambas.
La acción del hombre sobre su mente debe consistir en hacerla receptiva al
alma.
El gran viaje de la consciencia que acabamos de describir nos ha llevado a
entrar en posesión del ego o personalidad, un extraordinario instrumento
mediante el cual el Ser puede experimentar en la materia y expresarse en
ella. Pero el viaje no ha terminado. Para que el ego sea el instrumento
perfecto que busca el Ser, todavía tiene que desarrollarse, flexibilizarse y
armonizarse mucho más.
Si tomamos de nuevo la analogía de la casa en construcción, constatamos que
no está terminada; aún falta mucho para que todo esté limpio y en orden.
Todavía no resulta agradable vivir en ella; nos gustaría que estuviera
mejor, y es lógico. Es la voluntad del alma, que nos lleva a desear una vida
hermosa, armoniosa y libre. Por eso, sería ir contra la naturaleza de las
cosas que nos detuviéramos en este punto y no continuáramos la construcción,
limitándonos a lamentarnos sobre nuestra suerte (considerarnos víctimas); o
que nos marcháramos con el pretexto de que la casa no está habitable
(negarnos a jugar el juego de la vida); o que nos habituáramos a una vida
mediocre y permaneciéramos
pasivos (desanimarnos, morirnos antes de tiempo). No sería mucho mejor
fingir que estamos bien cuando estamos pasando muchísimo frío porque hay
corrientes de aire (nos agarrotamos y no sentimos nada); o pretender que
nuestra casa es perfecta y que los demás deberían tomarla como modelo
(arrogancia, pretensión y rigidez); ni tampoco intentar invadir la casa de
otro para compensar el vado o incomodidad de la nuestra (dominación,
explotación, manipulación, parasitismo). Si queremos una casa más agradable,
es evidente que, consciente y voluntariamente, tendremos que ponernos a
trabajar para limpiarla, para quitar trastos de en medio y hacer avanzar la
construcción. Ése es el objetivo de todo trabajo interior.
Hemos visto que, para crear el instrumento que le conviene, la consciencia
se ha encerrado en el mecanismo del ego durante algún tiempo y ha centrado
su atención sólo en la experiencia de los tres mundos. Ahora vamos a
precisar de qué manera se ha ido aprisionando en la personalidad y cómo
funciona el proceso que condiciona directamente la calidad de nuestra vida
cotidiana, y del que tendremos que liberarnos para alcanzar nuestra
verdadera libertad.
En efecto, para muchos seres ha llegado el momento de pasar de un modo de
funcionamiento de la personalidad, limitador y doloroso, y que ya no es
útil, a un modo distinto que permita aportar al mundo toda la luz y la
potencia del alma. Ese pasaje crea un estado de tensión interior que muchas
personas sienten actualmente sin conocer con claridad el origen.
Para que el cambio de un modo de funcionamiento a otro se realice con
eficacia, convendrá conocer mejor tanto la vieja como la nueva dinámica, y,
por supuesto, el objetivo último de todo el mecanismo.
Según el modelo propuesto en el primer espacio, el ego está dirigido
fundamentalmente por la mente inferior o mente automática, en estrecha
conexión con el plano emocional (el cochero y el caballo). Es en esa parte
de la personalidad, llamada «kama-mana» en las tradiciones orientales, donde
encontraremos las mayores dificultades (el cochero no es receptivo a las
instrucciones del amo y quiere actuar a su manera), pero también donde
existe la posibilidad de crear un modo distinto de funcionamiento.
Cuando hablemos en lo sucesivo de la mente inferior, habrá que tener en
cuenta que no nos referimos sólo a nuestros pensamientos conscientes, ni
mucho menos, porque éstos pueden provenir tanto de la mente inferior como de
la mente superior. Se trata, sobre todo, de la parte inconsciente formada
por todo lo que hemos ido acumulando en el curso del tiempo, vinculado,
fundamentalmente, a una fuerte carga emocional. La estructura de esa parte
inconsciente es la que vamos a precisar.
Para comprender mejor el mecanismo de la mente inferior, vamos a concretar,
en primer lugar, para qué sirve, es decir, cuál es con exactitud su función
en el ser humano y en qué medida concierne a la expresión directa de la
voluntad del alma. Porque nada es inútil en el seno de la naturaleza humana,
y ese mecanismo desempeñará un papel en el funcionamiento final de la
personalidad transformada. Describiremos a continuación para qué sirvió en
el pasado, es decir, cuál fue su función, primaria o intermediaria, durante
la construcción del ego, y el importante lugar que ocupa todavía en la mayor
parte de los seres humanos. Es evidente que la descripción que sigue no es
más que un modelo. Pero, también en eso, el modelo tiene fundamento. No sólo
es coherente con los descubrimientos más recientes realizados en psicología
transpersonal, sino también con las enseñanzas espirituales fundamentales;
además, como nuestra actividad terapéutica nos ha permitido acompañar a
muchas personas en el camino de la transformación, hemos podido
experimentarlo y hemos comprobado su eficacia. Ha resultado ser un buen
instrumento para un trabajo real y concreto de desarrollo de la consciencia.
|
|