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LA SEXUALIDAD
La actividad sexual
aporta un sentimiento de satisfacción y de plenitud que, aunque momentánea,
es muy intensa físicamente, por lo que con frecuencia será utilizada para
colmar la sensación de carencia. Además, como en la relación sexual se
produce un intercambio energético, es la ocasión que tiene el oral de
llenarse de la energía del otro. De modo que las personas atrapadas en esta
estructura tienen en general un gran interés por la sexualidad, en especial
si sus memorias activas van más en el sentido de la carencia que en el del
abandono. La energía del segundo chakra, con una carga muy fuerte, la
utilizará en una actividad sexual intensa. Si la persona no tiene una pareja
fija, andará siempre a la caza, y mirará a cualquier persona del sexo
opuesto (o del mismo sexo, según sus preferencias) como su potencial pareja
sexual.
Si la memoria activa
que predomina en esta estructura es más bien de abandono, el mecanismo
creará una gran dependencia afectiva, intensificada por los vínculos
energéticos que se establecen en toda relación sexual. La sexualidad se
convierte entonces en una trampa: la persona se hace muy posesiva, celosa y
dependiente, y está muy fuerte (y dolorosamente) atada a su pareja.
Pero, como en
cualquier otro mecanismo, no estará nunca satisfecha y pedirá siempre más,
cualquiera que sea la calidad de la interacción precedente. La frustración
(que no es más que la expresión de la penuria profunda) reaparece enseguida.
Aunque una relación sexual sea extraordinaria, no por eso será
satisfactoria, pues las expectativas que crea para la vez siguiente (que no
deberá tardar...) hacen que la persona se sienta insegura. Vive su
sexualidad en un estado permanente de inseguridad, de penuria, de miedo y de
estrés. Para ella es imposible vivir una relación sexual satisfactoria,
libre y dichosa, cualesquiera que sean las circunstancias y por maravillosa
que sea su pareja.
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