La dependencia
farmacológica
Algunos
medicamentos pueden provocar con su uso farmacológico una dependencia que en los
casos graves llega a ser similar a una toxicomanía.
En la
habituación o dependencia intervienen dos tipos de factores: a) del fármaco, y
b) de la persona.
La
clasificación de las sustancias farmacológicas desde el punto de vista de su
peligrosidad en cuanto a provocar dependencia tiene tres grupos.
1.
Fármacos que por su estructura química producen siempre, en cualquier sujeto si
se los administra un cierto tiempo, una dependencia grave, con la necesidad
imperiosa de seguírsela administrando. Aquí el efecto farmacológico es
primordial, y la constitución del individuo secundaria, los afecta a todos.
Provocan una tendencia a usar cada vez dosis mayores, y la interrupción brusca
va seguida de intensos síntomas de abstinencia físicos o psíquicos. A este grupo
pertenecen los opiáceos y sus sustitutos (metadona, etc.). En principio, todo
medicamento capaz de sustituir a la morfina, será también productor de
toxicomanías.
2. Los
menos peligrosos entre los que pueden producir habituación, son los que no
provocan síntomas de abstinencia, ni necesidad imperiosa de administración, pero
su efecto es considerado deseable y la supresión molesta, por lo que ciertos
sujetos pueden adquirir hábito. En estos medicamentos lo primordial es la
reacción psíquica, la toxicofilia del sujeto, y es secundario el efecto
farmacológico. En este grupo están los «tranquilizantes menores» (valium, etc.).
3. Un
grupo de peligrosidad intermedia. La necesidad imperiosa, la dependencia grave
no aparece en todos los sujetos, pero sí en los predispuestos, que caen en una
drogodependencia., Aquí juegan un papel importante el psiquismo del sujeto y el
efecto farmacológico. En este grupo están los barbitúricos y otros hipnóticos
(por lo que es preciso tener gran prudencia con los medicamentos para el
insomnio), y las aminas estimulantes. Muchas personas han caído
inconscientemente en una dependencia por los medicamentos «para quitar el
apetito y adelgazar» que contenían anfetaminas. También muchos estudiantes que
las utilizaban para superar la fatiga en la preparación de los exámenes.
CLASIFICACIÓN DE LAS PERSONAS DE ACUERDO CON SU RIESGO, TOXICOFÍLIA,
CONSTITUCIÓN TOXICOFILICA. Hemos visto que no es la droga el único elemento a
considerar en las génesis de las dependencias, sino que éstas surgen de la
puesta en contacto del fármaco con una personalidad especial, predispuesta a
padecer toxicomanía. A esta predisposición se le denomina toxicofilia y es de
dos tipos. Toxicofilia orgánica y toxicofília psíquica.
La
toxicofília orgánica, vinculada a la constitución somática del sujeto, con una
apetencia «física» acusada por determinadas drogas, que se manifiesta en
síntomas somáticos de abstinencia desde las primeras tomas ocasionales del
fármaco, y es origen de las llamadas «toxicomanías accidentales».
La
toxicofilia psíquica es más frecuente. Consiste en una especial estructura del
carácter en la que intervienen los siguientes rasgos: a) Disforia (estado
anormal del ánimo con la vivencia subjetiva de desagradable), con oscilaciones
frecuentes del humor, b) Intolerancia a los estímulos displacenteros, tanto
físicos (dolores, insomnio, fatiga, etc.) como psíquicos (disgustos,
preocupaciones, responsabilidades, etc.). c) Egocentrismo, d) Reacciones «en
corto circuito». Todos estos factores conducen a una «búsqueda del placer en el
momento presente sin reflexionar en las consecuencias», y huida del displacer
«por cualquier medio». El «toxicofílico psíquico» tiene una personalidad
inmadura, neurótica del carácter, y previamente a la aparición de la
farmacodependencia ya se apreciaban en él rasgos anómalos de conducta.