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DORMIR CON LOS PADRES
Esto ocurre en muchos de los hogares y afecta tanto a la intimidad de la
pareja como a la autonomía de los pequeños. Se ha convertido en un problema
cada vez más frecuente entre los padres de las nuevas generaciones: los
niños pequeños se pasan (o los pasan) a dormir en la cama marital. El
permitir que el o los niños amanezcan entre papá y mamá termina por afectar
la relación de la pareja.
Es posible que ésta situación se haya incrementado por el temor que sienten
los menores por la inseguridad y violencia que encuentran en sus vidas y
esto los lleva a buscar la compañía y la sensación de seguridad al lado de
sus padres en la noche.
Igualmente, puede ser el resultado de los sentimientos de culpa que invaden
a muchos padres por su continua ausencia del hogar, y que tratan de
compensar complaciendo a sus hijos en todo, incluyendo el dormir con ellos,
con tal de verlos tranquilos y que los dejen descansar. En muchas
oportunidades, la noche es el único momento en que se ven después de un día
agotador, aprovechan la cama para compartir y se quedan rendidos todos en
una misma cama, quizás viendo el televisor.
La compañía casi diaria del menor en la misma cama es más que una simple
molestia para papá y mamá. Termina por deteriorar la relación de pareja. No
solamente tienen que dormir incómodos, aguantar patadas, manotazos y a veces
orinadas, sino que pierden una de las escasas oportunidades para estar a
solas como pareja, gozar de su intimidad, tener actividad sexual, resolver
conflictos o conversar temas de adulto. Dormir al lado al lado de papá y
mamá también puede tener efectos negativos en la futura vida sexual de los
niños, en su seguridad, estima personal, afectividad o en su forma de ser.
A los padres solteros o separados, la presencia de su hijo o hija en la cama
puede traer repercusiones aún más serias en las relaciones familiares y en
la estabilidad emocional de los menores. Además, el hecho de que el niño o
niña ocupe un lugar que eventualmente podrá ser de una nueva pareja,
establece de entrada un obstáculo más en la relación de éste con su futuro
padrastro o madrastra.
Lo mejor es que los niños no duerman con sus padres desde muy pequeños, y
siempre es preferible que papá o mamá vayan al cuarto del niño para que se
duerma mientras le cantamos, o le contamos o leemos un cuento. Si tienen
miedo a dormir solos, acompáñelos al acostarse. Se puede permanecer con
ellos hasta que hayan conciliado el sueño. Si el niño está muy asustado,
puede permitirle que duerma con la luz prendida, la puerta abierta. La cama
debe ser cómoda, el cuarto agradable y la decoración adecuada e intentar
realizar cotidianamente el ritual de irse a dormir, por ejemplo lavarse los
dientes, ponerse el pijama, realizar las oraciones... |
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