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Los estereotipos
relacionados con las mujeres y el trabajo remunerado.
Sobre las mujeres y el trabajo remunerado, hay muchos estereotipos. A
continuación consideraremos algunos y lo que manifiestan los datos reales.
Estereotipo 1:
Las mujeres sólo trabajan fuera de casa para aportar algo de dinero. La idea
subyacente al estereotipo es que la mayor parte de las mujeres solo aportan
unos ingresos secundarios; que el marido sustenta la familia, y que la
esposa sólo trabaja para cubrir pequeños gastos. Sin embargo, de hecho la
mayoría de las mujeres trabaja fuera de casa por verdadera necesidad
económica. En 1987, en EE. UU. casi los dos tercios de las mujeres
trabajadoras vivían solas, eran viudas, divorciadas o separadas, o sus
maridos tenían unos ingresos inferiores a los 15.000 dólares. La mayor parte
de las mujeres trabajadoras eran la única fuente de ingresos de sus familias
o estaban casadas con hombres cuya remuneración estaría por debajo del
límite de la pobreza. La presencia de esposas trabajadoras disminuye la
proporción de parejas casadas pobres en un 35%, entre los blancos; un 39%,
entre los negros, y un 26%, entre los hispanos.
Estereotipo 2:
No debe contratarse a mujeres para trabajos que requieran preparación porque
los abandonan en cuanto se casan o cuando se quedan embarazadas. Aquí, se
parte de la base de que las mujeres abandonan el trabajo remunerado con
mayor facilidad que los hombres. En líneas generales, es cierto. Sin
embargo, la diferencia entre la proporción de abandonos del trabajo de
hombres y de mujeres ha disminuido notablemente en los últimos decenios. Las
mujeres presentan en la actualidad una estabilidad creciente en el conjunto
de la población activa. Más aún, cuando el nivel ocupacional y los ingresos
están controlados, las tasas de abandono de hombres y de mujeres no difieren
significativamente entre sí.
Esto no significa más que la cantidad de mujeres que trabajan en empleos de
ínfima categoría es desproporcionada y que, en esos trabajos, la tasa de
abandonos es muy grande, con independencia de que los trabajadores sean
hombres o mujeres. A igualdad de empleo y remuneración, las tasas de
abandono del trabajo de mujeres y de hombres son más o menos iguales. Hoy
día, la mayoría de las mujeres no sólo forma parte de la población activa
durante unos pocos años, sino mucho más.
Estereotipo 3:
A menudo, las mujeres están enfermas, por lo que faltan muchos días al
trabajo. En realidad, la diferencia es muy pequeña para que merezca la pena
hablar de ella.
Estereotipo 4:
Una mujer verdaderamente ambiciosa y cualificada sale adelante de cualquier
modo. Es cierto que algunas mujeres progresan, pero sólo en pequeña
proporción. Dejando de lado todos los demás factores, la mujer que trabaja
fuera de casa tiene que enfrentarse, en definitiva, a la discriminación
laboral. Por ejemplo, la mujer trabajadora promedio está tan bien preparada
como el varón trabajador promedio, pero ella gana un 35 % menos de lo que
gana él, trabajando ambos con dedicación completa y durante todo el año.
Casi todos los oficinistas están formado por mujeres, pero pocas de ellas
son directoras y administradoras.
La mayoría de los investigadores está de acuerdo en que las mujeres se
hallan discriminadas desfavorablemente en el ámbito laboral. A igualdad de
educación, trabajo, experiencia, etcétera, sus salarios son más bajos y
tardan más en ascender. |
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