|
¿Fuerte?... El hombre
maltratador
Frecuentemente el maltratador ha sido una víctima cuando niño y adolescente.
Habrá sido golpeado, lastimado, apaleado, vejado, insultado, despreciado y
atropellado. Muy probablemente abandonado cuando niño por su padre quedó al
cuidado de su madre, seguramente resentida con su pareja y con una carga
social y económica muy comprometida. Por esto, y dado que se tuvo que
convertir en madre y padre a la vez, ella le exigirá a su hijo en extremo,
su rabia personal contra su ex la descargará sobre el niño y acaso lo
maltratará y requerirá deberes que corresponderían a su antigua pareja.
Cuando el pequeño se hace adulto, con estos patrones violentos aprendidos,
reaccionará en consecuencia.
Tras la historia de todo maltratador hay un pasado de abandono y de
carencias afectivas, con baja autoestima que le disfraza cómo un hombre
sociable, alegre, fiestero. Con unas copas de más o sin ellas, agredirá a su
mujer e hijos, o peor, caerá en el alcoholismo o drogadicción y exacerbará
su comportamiento agresivo. Debido a su historia personal, creerá que su
conducta violenta no tiene nada de malo y no reconocerá que tiene un
problema en el manejo de la ira. El ama a su madre y recuerda a su padre y
asocia esta querencia al maltrato. Se crea la falsa suposición de que su
padre o madre lo "castigaban" por su bien. Es decir, cree equivocadamente
que si se quiere se castiga, se maltrata.
Por otro lado, con sus hijos y su mujer asustados, el hombre sentirá que
tiene el poder y el control, como lo tenía su papá o mamá.
El maltrato se manifiesta en varias etapas. Primero, se genera una tensión
en la pareja, luego un estallido violento de agresiones verbales, pronto se
actuará con violencia contra objetos, tirándolos contra el suelo, para
finalmente golpear y abusar de su fuerza física. Más tarde, sobreviene el
arrepentimiento y el solicitar perdón.
Una vez que la persona ha perdido el control es muy difícil que no se vuelva
a presentar estas situaciones de violencia. Sus sentimientos de culpa,
recuerdos tristes y los episodios violentos se repetirán cíclicamente. Tanto
el maltratador como la victima necesitan de atención profesional y de
modificación de los valores sociales para resolver el problema.
Se debe trabajar por una educación antes de que se comience la vida en
pareja, de manera que se tengan los recursos para construir un hogar lo
suficientemente armonioso para que todos encuentren cabida y disfruten de
estar allí. La tarea es educar a la familia para que sea una comunidad que
pertenezca a todos, igualando deberes y responsabilidades y donde el hombre
y la mujer se complementen, junto a sus hijos, para generar los mejores
frutos.
|
|