|
LAS DIETAS Y EL FRAUDE ALIMENTARIO
La prosperidad en los negocios alimentarios no es sólo una cuestión de las
tiendas de alimentos sanos (health foods), también la industria de las
dietas ha prosperado, con dietas explosivas en la mayoría de revistas
femeninas, best-sellers que proclaman rápidas pérdidas de peso, clínicas de
pérdida de peso en todos los centros comerciales, pildoras adelgazantes,
comidas y bebidas dietéticas, etc.
Como ejemplo del auge de estas nuevas especializaciones culinarias, anotemos
que en la edición de 1983 de la guía norteamericana de consumidores Rating
the diets se evaluaban más de 100 clases de dietas distintas. El enorme
número de dietas es, por sí solo, una prueba de que si alguna de ellas
realmente funcionase no serían necesarias tantas otras.
Algunas de las dietas de adelgazamiento, que han estado y están actualmente
de moda, son las llamadas milagrosas: dieta de alimentos crudos; dieta del
pomelo, la pina, el plátano y la leche; dieta del melocotón en almíbar,
yogur y limón; dieta Hollywood; dieta Antoine; dieta según
incompatibilidades (Sheton); dietas disociadas (Escandinava, Montignac);
dieta Atkins; dieta Mayo, dieta líquida; dieta de ayuno, etc. Todas ellas
encandilan a la población adolescente, especialmente femenina, ávida de
mejorar su silueta.
Por lo que se refiere a las dietas extremas, llevadas al límite, están
tipificadas como gravedad médica y las consecuencias pueden ser severas,
incluyendo el retraso del crecimiento y de la maduración sexual, hipotermia,
bradicardia, hipotensión, trastornos digestivos, hipoglucemia, confusión
mental, amenorrea, y, en casos extremos, desequilibrio electrolítico y
muerte por inanición (decaimiento físico total). Por algo hay dietas
extremas que se han llegado a conocer como "dietas asesinas".
En una primera fase la tecnología alimentaria se esforzó en producir lo
idéntico a nuestros alimentos familiares, para luego, una vez desconectados
del verdadero producto, evolucionar a su aire creando nuevos productos. Así,
resulta que los alimentos que consumimos hoy son muy diferentes a los que
consumíamos hace treinta años. La agricultura y la ganadería se alejan cada
vez más de la naturaleza: cada día, la alimentación está más lejos de las
materias primas y más cerca de la industria.
Actualmente, la tecnología alimentaria permite producir alimentos
completamente sintéticos, y todos estos cambios hacen que ya nada parezca
ser lo que era. Un nutriólogo acuñó el acrónico OCNIS, iniciales de"«Objetos
Comestibles No Identificados".
Ya en 1969, en la White House Conference of Food, Nutrítion and Health, se
advertía seriamente: "Ninguna otra área de la salud pública sufre tal abuso
de trucos y falta de información como la nutrición. |
|