PERSONALIDAD MÚLTIPLE
Muchas
personas se comportan en ocasiones de forma distinta a la habitual, dando la
impresión de que se han «transformado» en una persona distinta. Por ejemplo, es
frecuente el caso de personas tranquilas, sosegadas y tolerantes que, en un
momento dado, por algún motivo especial, se vuelven bruscas, violentas y
coléricas. Se puede pensar entonces que estas personas tienen una doble
personalidad, ya que no se comprenden, si no, unos cambios tan radicales en su
forma de comportarse. Sin embargo, esto se debe simplemente a su temperamento, a
una falta de control emocional o a oscilaciones de ánimo. Lo que se entiende por
personalidad múltiple es un fenómeno más grave y mucho menos frecuente.
Decimos
que alguien tiene una personalidad múltiple cuando tiene dos o más
personalidades, entendidas como unidades distintas totalmente integradas, con
pautas de conducta y relaciones sociales propias, de tal modo que determinan un
comportamiento diferenciado. Aunque se poseen varias personalidades, éstas no se
manifiestan simultáneamente, sino que se alternan entre sí, de tal modo que se
pasa bruscamente de una a otra; esta última puede caracterizarse incluso por
rasgos totalmente opuestos. Por ejemplo, en la famosa novela de R. L. Stevenson,
titulada “El extraordinario caso del Dr. jekyll y del Sr. Hyde”, se describe un
caso muy ilustrativo de doble personalidad, en la que un hombre normal, el
doctor lekyll, se transforma esporádicamente en un monstruoso asesino, el señor
Hyde.
El
comienzo de la personalidad múltiple puede tener lugar durante la primera
infancia o más tarde, siendo más frecuente al final de la adolescencia y durante
la juventud; aparece más entre las mujeres que entre los hombres. Los malos
tratos sufridos durante la infancia parecen favorecer este trastorno de la
personalidad, al igual que los traumas psicológicos graves padecidos durante
esta edad. Su evolución es generalmente poco favorable, por lo que el trastorno
suele tomar un curso crónico.
Generalmente, existe una personalidad principal que convive con otras
personalidades secundarias o subpersonales, que se caracterizan por tener rasgos
opuestos, incluso pueden discrepar en edad, sexo, raza, etc. A veces, a cada
personalidad le corresponden nombres y apellidos definidos y distintos a los de
la personalidad principal, y puede darse el caso de que ambas personalidades
dialoguen entre sí, lo que hace difícil distinguir este trastorno de los de tipo
esquizofrénico.
El cambio
de una a otra personalidad, lo que, como vemos, equivale a transformarse
verdaderamente en otra persona, se suele producir en condiciones de estrés
psicosocial, es decir, cuando esa persona sufre una gran tensión emocional
secundaria o situaciones de gran relevancia psicológica o social. Es frecuente
que estas personas tengan ciertas dificultades para recordar lo que hicieron
bajo el dominio de alguna de las personalidades secundarias; es como si cada
personalidad viviese una vida independiente de las otras. Es más, frecuentemente
la personalidad principal puede no tener noción de que existen las otras
subpersonalidades; estas últimas pueden no conocerse entre sí o bien ser
constantes compañeras.