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El proceso terapéutico: las primeras sesiones.
Los puntos más relevantes en las primeras sesiones serían las siguientes.
a) Recogida estructurada de la información y análisis funcional.
El proceso terapéutico comienza con la recogida de la información a través
de autorregistros y demás instrumentos, hasta completar el análisis de las
respuestas problema. Continúa con la conceptualización y explicación de los
datos recogidos en el análisis y del establecimiento de las relaciones entre
los diferentes componentes de la respuesta problema, las consecuencias de la
misma y la interacción entre las diferentes variables que intervienen en el
proceso. Los autorregistros clásicos en depresión en la vejez, en general,
son de difícil uso y cuando se utilizan en la práctica clínica deben ser
simplificados al máximo, utilizando vías alternativas como escribir un
diario que recoja los momentos agradables como los depresivos, grabar
pensamientos y sentimientos negativos en un cássette, etc.
b) Formulación y explicación al paciente y a la familia.
El siguiente paso consiste en la explicación pedagógica al paciente de sus
problemas y la formulación de los objetivos de la terapia que se trabajarán.
Algunos de los objetivos se consigue explicándole a un paciente mayor por
qué está deprimido y cuáles son los factores por los que existen sus
problemas. Y esto es de gran importancia. También se debe tener en cuenta
que esta explicación debe realizarse como una hipótesis explicativa
provisional al final de la primera sesión de terapia. Con todo ello se
persiguen los siguientes objetivos:
1- Instaurar un nuevo lenguaje no moralista ni crítico, lenguaje frecuente
en los pacientes con depresión, que puede incluir comentarios de
desvalorización personal tales como "si estoy deprimida ya no valgo para
nada" o "no soy útil para nadie, luego para qué voy a seguir viviendo". Con
este nuevo lenguaje se definen los problemas del paciente de modo
consensuado con él y en términos cognitivo-conductuales.
2. Eliminar la justificación para los fracasos ("ya no puedo andar tan
deprisa como antes podía porque estoy hecho un torpe y un inútil"), que
genera sentimientos depresivos; en otros casos la causa se atribuye al
exterior ("mis nietos ya no me hacen tanto caso porque no son buenos
nietos"), y este estilo genera sentimientos y respuestas agresivas hacia los
otros (la familia fundamentalmente) y conductas de queja depresivas. En
ocasiones se presentan estos dos estilos al mismo tiempo de forma dicotómica
y alternante.
Como se ve, los pacientes buscan una explicación a su problema; si el
terapeuta no evalúa este aspecto corre el riesgo de que el paciente abandone
la terapia, puesto que esta atribución de su problema de depresión (por
ejemplo, "si valiera más no me deprimiría", "estoy así porque soy un
inútil", etc.) va a marcar las expectativas de cambio y las relacionadas con
el tipo de terapia que espera recibir. Por ejemplo, con el segundo tipo de
atribución el paciente puede esperar que el terapeuta cambie el
comportamiento de los nietos sin que él tenga que hacer nada para
enfrentarse a las situaciones problema, sin plantearse que, por ejemplo,
ayudaría a resolver el problema el que él se expresase sin quejas,
culpabilizaciones y de forma más asertiva.
3. Definir y justificar los objetivos de la intervención: si se plantean
como objetivos los pensamientos negativos, las conductas pasivas o de
aislamiento social, o las de delegación de responsabilidades en los otros, o
las de queja o llanto, hay que poner en relación estos objetivos con el
persistencia del problema del paciente, puesto que debe quedar claro para él
por qué está deprimido, por qué piensa y/o actúa de esa forma, qué relación
tienen estas variables con su problema y por qué motivo tiene que cambiar
esas respuestas.
4. Ajusfar las expectativas con respecto al tipo de terapia, duración de la
misma y rol que el paciente va a representar, explicitándole claramente qué
se espera de él y qué tiene que cambiar y por qué. No controlar estos temas
puede ser un riesgo de abandono voluntario del tratamiento, ya que puede
existir una gran discrepancia entre lo que el paciente esperaba y lo que se
le va a ofrecer en el tratamiento. Todos estos aspectos se justifican con la
explicación adecuada de la hipótesis.
5. Crear expectativas de cambio y aliviar el estado de ánimo negativo y la
desesperanza, haciéndole ver que su problema puede ser entendido de modo
distinto a como lo había visto hasta entonces, implicando la solución de sus
sentimientos negativos y un abordaje más práctico y constructivo a sus
problemas.
6. Generar empatia. Con laspersonas mayores la generación de empatia,
comprensión y apoyo incondicional al paciente son básicos para poder
conseguir los objetivos terapéuticos, ya que sin ellos los pacientes corren
un mayor riesgo de abandonar la terapia o terminarla sin éxito.
7. Informar a la familia. Especialmente en esta población la familia debe
ser informada de los motivos que mantienen el problema del paciente. Se
trata de eliminar valoraciones morales ("es un egoísta", "sólo piensa en
él"), comportamientos críticos, agresivos ("lo hace para fastidiarnos o
llamar la atención", "tiene muy mala idea"), o protectores ("pobrecito, está
tan torpe que hay que hacerlo todo por él") que pueden actuar como
mantenedores de las respuestas de depresión (conductas pasivas, sentimientos
de inutilidad, conductas agresivas o de irritabilidad de los pacientes
deprimidos hacia la familia, etc.) y dificultar el éxito del tratamiento. |
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