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SECTAS
Existen asociaciones,
grupúsculos que alienan el pensamiento de los jóvenes, que los hacen
dependientes.
Resulta
difícil comprobar la implicación de nuestro hijo en alguna de estas sectas
fanáticas que le privan de su capacidad para obrar libremente, pero más apearle
de la idea de que está en ella por propia decisión. Aquí surge el grave
problema, en el libre albedrío, en la capacidad de obrar, que queda sutilmente
cercenada; pero el joven responderá lo contrario, que su deseo es la pertenencia
a este grupo, al que calificará como no peligroso.
Los
adolescentes pueden encontrar claves y respuestas a sus preguntas (o como tal lo
viven, en su relación consigo mismos y con la sociedad) con la adquisición de
mitos idealizados o líderes incontrovertibles, tanto en sectas religiosas como
en formaciones políticas radicales, sin percatarse de que las certezas son
ilusorias. El joven que se siente ocasionalmente dependiente de su entorno busca
en ellas la libertad y se encuentra con la paradoja de un ámbito del que después
le será muy difícil salir. El peligro se encuentra en que las sectas establecen
modos de pensamiento y conducta sencillos, que el joven en ellas se encuentra
«arropado» por otros miembros y en que además sus angustias personales se
exorcizan atribuyéndolas al diablo, a un poder extraño... (al poder externo).
Ante esta
situación, que puede resultar dramática, en la que el grupo se convierte en «el
padre del joven», le dicta mandatos, lo despersonaliza, no cabe otra acción que
la inmediata denuncia ante la Fiscalía de Menores, sin demoras y con el mayor
aporte de datos que se pueda obtener. Piénsese que en la lucha entre un grupo
sectario y los padres, la batalla resulta desigual. Los fanáticos van a emplear
medidas de coacción y un «lavado de cerebro» sobre el joven que le convierten en
un pelele sin capacidad de emplear un razonamiento crítico y con la voluntad
secuestrada. Es más, puede acontecer que el grupo busque enfrentar al hijo
contra los padres, que le inculquen que los abandone, que los extorsione
económicamente...
Hay que
apoyar a las familias para que sus hijos no sean captados por bandas y sectas.
Los iluminados, los fanáticos, los que buscan intereses pecuniarios, seguirán
fomentando las sectas, muchas de ellas destructivas. Padres, sociedad,
administración no deben ser neutros ni tolerantes ante unas actividades que
dinamitan la libertad de elección del niño o joven. Contra las sectas se exige
beligerancia y valor, no cabe conceder o, mejor dicho, suponer libertad a quien
ha sido desposeído de ella, porque sería un abandono ético grave.
El objetivo de la secta es siempre el mismo: vivir a costa del adepto, que
su trabajo repercuta en un incremento del patrimonio de los líderes del
grupo y, a la vez, anular la capacidad de crítica del seguidor, cambiarle la
moral y provocarle una dependencia insalvable del grupo.
¿Tan peligrosas son las sectas? Las características de cada una de ellas
dependerán de su líder y del ideario que quiera imponer. En el mundo existen
unos 30.000 Nuevos Movimientos Religiosos (NMG) (como actualmente se
prefiere llamar a las sectas), de los cuales 200 han sido acusados de
acciones criminales mortales, como homicidios y suicidios (aunque sólo
cuatro o cinco pueden considerarse propiamente suicidas; en la mente de
todos están los casos de Georgetown (Guayana, 1978), de los davinianos
(Waco, 1995) y de los miembros del Templo Solar (Suiza, 1996). Es decir, la
mayoría de los grupos sólo pueden resultar una amenaza para “la integridad
de la fe del creyente” en la medida en que predican unas doctrinas que se
apartan de las religiones tradicionales monoteístas (cristianismo, judaísmo,
islamismo), pero no inducen, obviamente, a ninguna actividad criminal. Otra
cuestión, bien distinta, son las organizaciones que los expertos identifican
como sectas destructivas.
Se considera secta destructiva aquel grupo o movimiento que reúne una serie
de requisitos:
1) Exige una gran o excesiva devoción o dedicación a alguna persona, idea o
cosa.
2) Utiliza un programa de reforma del pensamiento para persuadir, controlar
y socializar a sus miembros (integrarles en un único patrón de relaciones,
creencias, prácticas y valores).
3) Induce sistemáticamente a sus miembros a estados de dependencia
psicológica.
4) Explota a sus seguidores para conseguir los objetivos del liderazgo del
grupo.
5) Tiende a causar daño psicológico a los adeptos, sus familias y la
comunidad. En 1993, en España se catalogaron entre 100 y 200 grupos que
podían encajar en el concepto de sectas destructivas. Obviamente, la
coartación de la libertad en estas sectas es una sutil forma de violencia
que se ceba, fundamentalmente, en la población juvenil.
Los miembros de las sectas utilizan técnicas cada vez más astutas para
atraer a futuros adeptos, que van desde los "ligues" en discotecas,
aparentemente inocentes, a supuestas encuestas para encontrar empleo, o
grupos de psicólogos y asesores de empresa que ofrecen sus servicios. Éstas
son habitualmente las formas de captar adolescentes en busca de afecto o
jóvenes sin trabajo.
Para la secta destructiva resulta imprescindible transformar la personalidad
de sus adeptos, de modo que sus prioridades, intereses, relaciones
personales y objetivos sean los que el grupo dictamine. Para ello es
necesario aplicar una serie de técnicas de manipulación psicológica que, de
modo progresivo, irán moldeando una nueva personalidad ajustada a los
requerimientos del grupo. Como consecuencia de estas técnicas se produce,
pues, un cambio de personalidad que genera la aparición de un individuo al
que los familiares y amigos no acostumbran a reconocer ("es como si fuera
una persona distinta", dicen).
Asimismo, de modo más o menos explícito, el adepto siente hallarse por
encima de los demás por tener acceso a una "verdad superior" que le hace
sentirse "más feliz de lo que nunca había sido anteriormente". El cambio
observado acostumbra a ser brusco e inesperado, muy similar en la mayoría de
los afectados, independientemente del grupo al que pertenezcan y de su
personalidad anterior.
Una de las primeras alteraciones psicológicas que pueden observarse es el
trastorno disociativo atípico, tipificado como enfermedad psiquiátrica:
dificultad en responder, amnesias, desorientación, alteraciones de la
percepción, estados de trance, doble personalidad, etc. Todas estas
situaciones repercuten en la comunicación con los demás, aparecen cambios en
la vida escolar o laboral (el trabajo se convierte en un medio para
conseguir recursos para el grupo o en una plataforma para conseguir nuevos
adeptos; se entregan todos los ingresos al grupo, así como los bienes
personales, pudiéndose llegar a la prostitución), pérdida de amistades
anteriores y distanciamiento progresivo de la familia.
¿Qué se puede hacer para que el joven adepto abandone la secta? En el primer
mes del contacto inicial y que se relaciona directamente con las técnicas de
captación, el individuo conserva esencialmente su personalidad y la
capacidad de diálogo con personas externas al grupo acostumbra a estar
intacta. Las posibilidades de recuperación en esta etapa son muy elevadas,
con intervenciones asistenciales de corta duración. Luego (transcurrido ya
el primer mes, aproximadamente), cuando el adepto ya se ha identificado con
los planteamientos y objetivos del grupo (coincide con el final de la etapa
de captación), se evidencian los cambios de personalidad, con una exaltación
y enamoramiento hacia el grupo (que se ha dado en llamar "período de luna de
miel"), ya no se acepta la crítica al grupo de modo dialogante sino que se
vive como un conflicto y una agresión externa. Las intervenciones de
recuperación son más difíciles, pero posibles. Al final, cuando se instaura
definitivamente la dependencia respecto al grupo (más allá del primer
trimestre), con la implantación de la nueva personalidad, bloqueado el
proceso de razonamiento y anulada la toma de decisiones individuales, en un
estado de regresión y de infantilización del adepto, es cuando hay que
actuar con la máxima habilidad utilizando técnicas de desprogramación a
cargo de personas expertas.
En los países occidentales suelen haber expertos que trabajan como miembros
de centros de recuperación y asistencia a personas afectadas por las sectas,
y no es una mala idea acudir a ellos cuando la ocasión lo requiere.
Aunque es muy difícil establecer un prototipo de persona captable, se puede
intentar, desde el punto de vista práctico, diseñar un perfil del joven
susceptible de ser captado por una secta, y asimismo tener en cuenta unos
axiomas que suelen estar presentes en estas situaciones.
Técnicas de manipulación psicológica del adepto a sectas.
1) Técnicas de captación.
Objetivo: despertar el interés inicial del adepto.
• Atracción personal del captador (oferta de amistad, apoyo, seguridad,
seducción sexual, etc.).
• Presión de grupo (compromiso con sus nuevos compañeros).
• Falsa exaltación de los valores del adepto (sus aptitudes, conocimientos,
atractivo personal etc.).
• Ocultación selectiva de información (para que el recién recíutado
desconozca los objetivos reales del grupo y su nivel de compromiso futuro).
2) Técnicas de conversión.
Objetivo: transformación de su personalidad.
• Control de la información (se seleccionan los temas de mayor interés para
el adepto).
• Control de las reflexiones externas (desautorización de opiniones de
quienes no compartan el grupo).
• Cambio en el lenguaje. Introducción de vocablos específicos del grupo;
cambio de significado de palabras cd uso corriente, etc.
• Sesiones de adoctrinamiento (seminarios, charlas, clases,
meditaciones, etc.).
• Introducción de una visión específica de la vida. El grupo está en
posesión de la verdad, y el mundo exterior es perjudicial y erróneo.
3); Técnicas de retención.
Objetivo; dificultar el abandono del grupo.
• Desarrollo en el adepto de sentimientos de temor y culpabilidad.
• Recomendaciones de la inconveniencia de traicionar los principios que le
han ofrecido.
• Mensajes condenatorios y amenazantes de las consecuencias irreparables en
caso de abandono.
Perfil del joven que puede ser captado por tina secta.
• Edad ideal de 20 a 30 años.
• Nivel socioeconómico y cultural medio.
• Inteligencia normal.
• Altruista e interesado en ayudar a los demás.
• En desacuerdo con el funcionamiento general de la sociedad.
• Sincero y con buen carácter.
• Cierta inmadurez personal y escaso sentido crítico.
• Pasivo-dependiente (necesita la iniciativa de otros).
• Buscador de algo que dé sentido a su vida.
• Se halla en situación de crisis personal (afectiva, laboral, etc.).
Axiomas en los casos de sectas.
• Cualquier persona puede ser captada si se relaciona o la secta
• Se pone en contacto con ella en el momento oportuno.
• La mayoría de personas que establecen contacto o son captadas por los
grupos no presentan una alteración psicológica de base.
• Al hallarse en una situación de crisis personal, los mecanismos de defensa
del individuo se encuentran disminuidos.
• Una persona educada y criada en una secta desde su nacimiento es más
fácilmente recuperable para la sociedad que otra que entra en el grupo
cuando ya es adulta. |
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