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¿SON VIOLENTOS LOS ADOLESCENTES?
El crimen violento, especialmente por parte de menores, se ha convertido en
una pesadilla colectiva incomprensible, en una penosa obsesión en muchos
países. En los ambientes urbanos de los países industrializados, cada día
más gente joven resuelve sus diferencias y conflictos triviales empuñando
navajas o recurriendo a pistolas.
En Estados Unidos, por ejemplo, a pesar de que el índice de delitos
violentos se ha mantenido estable desde 1990 y la población general de
adolescentes ha disminuido, los homicidios perpetrados por gente joven han
aumentado el 154 % en los últimos diez años. La atmósfera de violencia en
ese país es tan intensa que, según un estudio reciente, el 20 % de todos los
estudiantes de bachillerato en colegios públicos norteamericanos llevan
consigo un arma blanca..., que desde luego llevan "con intención de usarla
para defenderse si fuera necesario". Algunas cifras: en Estados Unidos se
cometen diariamente 16.000 delitos en centros educativos; uno de cada diez
escolares ha llevado alguna vez una pistola a clase; en cuanto a Gran
Bretaña, uno de cada cuatro alumnos entre 11 y 16 años lleva armas en las
escuelas... El 20 % de los crímenes violentos en Estados Unidos son
cometidos por menores de edad (menores de 18 años). En 1995 fueron
responsables del 9 % de los asesinatos, del 15 % de las violaciones, del 20
% de los robos y del 13 % de los asaltos a mano armada. Asimismo, se
constata que la muerte por herida de bala es la primera causa de
fallecimiento entre los jóvenes varones de la ciudad de Nueva York.
En Estados Unidos se recurre al "toque de queda" para intentar controlar el
clima de violencia juvenil. En varios pueblos periféricos de Nueva York, las
autoridades locales han tomado la medida de imponer el toque de queda entre
las 10 de la noche y las 6 de la madrugada a los menores de 18 años. En la
ciudad de Washington, una de las más violentas de la Unión, se ha propuesto
imponer el toque de queda a los menores de 17 años, que no podrán salir a la
calle después de las 12 de la noche los viernes y sábados, ni después de las
11 los demás días: la norma prevé la imposición de penas de multas de hasta
500 dólares a los padres o tutores y de 25 horas de trabajos comunitarios al
infractor.
Obviamente, el resto del mundo ni es homogéneo ni desde luego responde punto
por punto al caso específico de Estados Unidos. Hay países o sociedades con
bajos índices de violencia juvenil. Pero, no obstante, en todo el mundo
occidental se está produciendo un neto aumento de los comportamientos
juveniles que rayan en la delincuencia o que caen claramente dentro del
ámbito de ella, cuando no se trata de actitudes de violencia totalmente
gratuita e irracional.
Pero también hay otra cara de la moneda en los comportamientos juveniles
como revela el sorprendente descubrimiento de estos últimos decenios: la
gran capacidad de hacer el bien de nuestros jóvenes. Nunca como ahora ha
habido tal cantidad de voluntarios en ayudas sociales, tantas organizaciones
no gubernamentales (las populares ONG) dedicadas a fines benéficos, tantos
grupos ecologistas, tantos colectivos religiosos, tantas personas reunidas
en torno a conocimientos libertarios, etc., que se nutren de adolescentes
que quieren dedicar una parte importante de su pictórica vida juvenil al
servicio de los demás, especialmente de los más débiles.
A la hora de hacer frente a la agresión maligna, no debemos olvidar que los
más poderosos antídotos de la violencia son las tendencias altruistas
naturales que se encuentran en los seres humanos. La bondad, la compasión y
la generosidad brotan en la persona con un mínimo de estímulo. Después de
todo, ninguna sociedad puede existir sin que sus miembros convivan
continuamente sacrificándose los unos por los otros. |
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