Suicidios colectivos
Los
suicidios colectivos, es decir, el que un grupo de personas se quiten
voluntariamente la vida de forma simultánea, han ocurrido desde la más remota
antigüedad hasta nuestros días. En España es muy conocido el caso de los
numantinos que en el año 133 a. C. estando cercados y agotados de hambre por
Escipión Emiliano, prefirieron quitarse la vida antes que entregarse a los
romanos. También los habitantes de la antigua Sagunto tomaron la misma
determinación el año 219 a. C. para evitar caer en las manos de Aníbal.
En otras
ocasiones, el suicidio colectivo parece haber tenido más bien una finalidad de
protesta social, como en el caso de los discípulos de Confucio, quinientos de
los cuales se precipitaron en el mar para protestar contra la destrucción de los
libros del maestro llevada a cabo tras su muerte. Plutarco nos ha dejado un
relato sobre una «epidemia suicida» ocurrida entre los jóvenes de Mileto que
sólo dejaron de ahorcarse cuando las autoridades tomaron la determinación de
exponer desnudo el cadáver de los suicidas. Otra forma de suicidio colectivo, de
connotaciones altruistas, sería el de los más de dos mil quinientos kamikazes
japoneses que durante la segunda guerra mundial estuvieron dispuestos a perder
la vida por su patria. Casos más recientes son el suicidio colectivo llevado a
cabo en la Guyana por todos los miembros de una extraña secta religiosa, al
parecer, bajo la influencia de drogas, o los acaecidos en Estados Unidos.
Son
diversas las circunstancias que favorecen la aparición de este tipo de
suicidios. Muchas veces se deben a situaciones de presión social de cierta
envergadura dirigidas hacía grupos de personas concretos. En otras ocasiones se
producen por creencias de tipo mágico o religioso, o por mero altruismo. Algunas
drogas y tóxicos en general pueden conducir al delirio por sus efectos
alucinatorios. También se pueden producir suicidios colectivos en alguna
psicosis de masas. El fundamento explicativo de estos suicidios, desde el punto
de vista psicopatológico, se encuentra en los fenómenos de inducción y
sugestión, mediante los cuales algunas personas del grupo terminan persuadiendo
a toda la colectividad para que acaben con su vida.