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LO QUE NOS SEPARA
Los
hombres dan buenos consejos, las mujeres escuchan mejor.
En un
curso que impartí sobre comunicación y habilidades para relacionarnos mejor,
ésta fue una de las conclusiones que alcanzaron los asistentes, en relación a su
experiencia sobre cómo se relacionan y se comunican los hombres y las mujeres.
Lo pongo aquí porque es un buen diagnóstico de dos de las principales
características que más distinguen y separan a ambos sexos.
Las
mujeres, en líneas generales, escuchan más, conversan mejor y son sensibles a la
comunicación verbal y no verbal. A los hombres les cuesta escuchar, es demasiado
pasivo para ellos, pero como están muy orientados a la acción, rápidamente
generan respuestas o posibles soluciones; mientras sus compañeras piden detalles
y más detalles de los hechos, ellos ofrecen alternativas, dan consejos y marcan
el camino a seguir; eso sí, lo hacen de una forma algo imperativa y demasiado
resolutiva, que genera mucho rechazo en la mujer. Ellos dicen: «Tú lo que tienes
que hacer es...», y las mujeres piensan: «Ya están éstos simplificando las
cosas, diciéndome lo que tengo que hacer, sin haberme escuchado y sin haberse
enterado de que la situación es mucho más compleja de lo que parece».
En los
espacios anteriores hemos visto muchos ejemplos y situaciones que nos ofrecen un
panorama bastante completo de las principales diferencias entre hombres y
mujeres; no obstante:
En la
mayoría de los conflictos, a las parejas les cuesta ponerse mínimamente de
acuerdo, en relación a lo que más les separa o lo que más les acerca.
Vamos a
tratar de ofrecer aquí una serie de herramientas, bastante sencillas de
utilizar, que nos pueden ayudar en nuestro objetivo de saber cómo es el otro,
qué desea, qué quiere, qué le molesta, en qué es capaz de ceder, dónde conviene
intervenir, cómo debemos actuar... para conseguir el objetivo que nos hayamos
propuesto: llevarnos mejor, comunicarnos mejor, discutir menos, aumentar las
coincidencias, disminuir las discrepancias, lograr un acuerdo razonable...; en
definitiva, aclararnos y alcanzar la relación que queremos con la otra persona.
En todos
los casos en que intervenimos como psicólogos, lo primero que hacemos es
establecer un psicodiagnóstico, que nos permite establecer el punto de partida,
para proyectar el programa que seguiremos con las personas que nos piden ayuda u
orientación.
En
relación a los problemas afectivos o de relación, nos encontramos con una
diferencia muy significativa en la valoración que hace cada miembro de la pareja
sobre su situación en general o sus sentimientos en particular. Una escala muy
sencilla y un cuestionario que mide las áreas de compatibilidad-incompatibilidad
en la pareja nos resultan muy útiles para establecer las prioridades (Nivel
de felicidad y Cuestionario de compatibilidad-incompatibilidad con la pareja).
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