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CONECTA CON EL CUERPO INTERNO
Por favor, inténtalo ahora mismo. A lo largo de esta práctica quizá te
resulte útil mantener los ojos cerrados. Más adelante, cuando «estar en el
cuerpo» sea algo fácil y natural, ya no será necesario. Dirige la atención
al cuerpo; siéntelo desde dentro. ¿Está vivo? ¿Hay vida en tus manos,
brazos, piernas y pies, en tu abdomen, en tu pecho? ¿Puedes sentir el campo
de energía sutil que impregna la totalidad del cuerpo y llena de vida
vibrante cada órgano y cada célula? ¿Puedes sentirlo simultáneamente en
todas las partes de tu cuerpo? ¿Es un campo de energía unificado? Sigue
enfocándote en las sensaciones de tu cuerpo interno durante unos momentos.
No empieces a pensar en él. Siéntelo. Cuanta más atención le concedas, más
clara e intensa será la sensación. Sentirás como si cada célula estuviera
más viva, y si tienes muy desarrollado el sentido visual, puede que te venga
una imagen de tu cuerpo volviéndose luminoso. Esa imagen podrá ayudarte
temporalmente, pero presta más atención a la sensación. Una imagen, por muy
hermosa o intensa que sea, ya tiene una forma definida, y no te permite
profundizar tanto como la sensación.
La sensación de tu cuerpo interno no tiene forma, no tiene límites, es
insondable. Siempre puedes alcanzar en él una mayor penetración. Si en esta
primera etapa no sientes mucho, presta atención a lo que puedas sentir.
Quizá notes un leve cosquilleo en las manos o en los pies. Eso es suficiente
de momento. Basta con que te enfoques en la sensación. Tu cuerpo está
despertando a la vida. Más adelante seguiremos practicando un poco más. Por
favor, ahora abrid los ojos, pero mantened parte de la atención en el campo
energético corporal interno mientras empezáis a recorrer la habitación con
la vista. El cuerpo interno está a medio camino entre la identidad vinculada
a la forma y tu identidad esencial, tu verdadera naturaleza. Nunca pierdas
contacto con él. |
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