TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD
Son
varias las cuestiones que se plantean a la hora de abordar este tema. El primer
problema que nos encontramos en relación con el tratamiento de estos trastornos
reside en delimitar lo que son rasgos normales de la personalidad, lo que son
trastornos de la personalidad y, por último, lo que es una enfermedad
psiquiátrica propiamente dicha.
En
segundo lugar, nos encontramos con que la mayoría de las personas que presentan
esta patología no son conscientes de que tienen un problema, con lo que ni se
plantean la posibilidad de acudir en busca de ayuda.
Así las
cosas, el panorama es ciertamente complicado a la hora de realizar un abordaje
terapéutico de estos trastornos, máxime cuando las posibilidades terapéuticas
muchas veces son de efectividad dudosa.
Las
psicoterapias
Con el
psicoanálisis se han venido obteniendo beneficios poco notorios y consistentes.
Recientemente se vienen utilizando estrategias cognitivo-conductuales
encaminadas a una reducción de la impulsividad, con técnicas de relajación y
entrenamiento en habilidades sociales, y dirigidas, desde el punto de vista
cognitivo, a identificar y modificar los esquemas mentales por los cuales los
pacientes malinterpretan ciertas situaciones o se malinterpretan a sí mismos.
Los
tratamientos realizados en comunidades terapéuticas cerradas parecen ser
prometedores en personas con trastorno antisocial de la personalidad. En estas
comunidades los pacientes viven juntos y se reúnen varias veces al día en grupos
de discusión, donde se examinan los sentimientos y el efecto que ciertas
conductas de unos miembros tienen sobre otros. Este examen de las conductas hace
que el paciente, gradualmente, aprenda a controlar su conducta antisocial y
adopte formas más adaptativas de enfrentar sus sentimientos y sus relaciones con
otros.
Los
psicofármacos
Generalmente no son de gran utilidad y se utilizan sólo ocasionalmente, cuando
se producen en estos pacientes complicaciones como las siguientes: trastornos de
ansiedad, donde en ocasiones pueden estar indicados los ansiolíticos o
tranquilizantes por cortos periodos de tiempo; trastornos depresivos, que harán
necesario el uso de antidepresivos; o cuando se produce una complicación
psicótica que obligará al uso de antipsicóticos.
Las
últimas investigaciones llevadas a cabo en el área de los trastornos de la
personalidad sugieren que ciertos fármacos antidepresivos de los denominados de
la última generación (con efecto serotoninérgico) podrían ejercer cierto control
sobre la impulsividad y la agresividad, pero es necesaria mayor investigación en
dicha área que confirme este supuesto.