|
Pero, por qué vienen al planeta Tierra?
La Psicoespiritualidad es un concepto relativamente nuevo, que se refiere a
la psicología transpersonal, donde se unen el conocimiento del Ego con el
conocimiento del alma. Y según Paoli, la llegada de estos "nuevos hombres"
no es casualidad, sino que tienen una tarea muy específica por delante.
"Porque son puentes entre la tercera y cuarta dimensión, y el verdadero
cambio lo activan en la familia, en el hogar", señala.
A juicio de la especialista, estos niños llegan al planeta con la misión de
aumentar la rata vibratoria, y poseen mejores condiciones biológicas para
manejar las impurezas creadas por el hombre, incluso un potencial de cambio
en su ADN.
"Científicamente ya tenemos confirmación del cambio que aportan estos
chicos, manifestándose en la activación de 4 códigos más en el ADN. Lo
normal en los humanos es tener 4 núcleos que, combinados en sets de 3,
producen 64 patrones diferentes, llamados códigos. Los humanos tenemos 20 de
esos códigos activados que proporcionan toda la información genética.
Exceptuando 3 códigos, que son los códigos de arrancar y parar como si fuese
una computadora", añade la especialista venezolana.
Hasta ahora la ciencia ha considerado a estos códigos desactivados con
programas remotos que hoy en día no necesitamos. Pero aparentemente los
niños índigos nacen con un potencial de activación de cuatro códigos más,
que se denota en un claro fortalecimiento del sistema inmunológico.
Esto ha quedado demostrado en estudios realizados en la Universidad de
California (UCLA). Algunos de estos experimentos han consistido en mezclar
células de niños índigos con dosis letales de virus de Sida y con células
cancerosas, que no tuvieron efecto alguno en las células de los infantes.
"La conclusión es que estos pequeños vienen con un sistema inmunológico
fortalecido, manifestando inmunidad a las enfermedades".
Para la especialista, los Niños Índigo (termino reconocido a nivel
internacional) nacen en cualquier clase socioeconómica y se caracterizan,
básicamente, por poseer un nuevo estado de conciencia.
Sin embargo, destaca Paoli, ciertos rasgos físicos distinguen a los niños
azulados del nuevo mundo: "Son más delgados, tienen ojos grandes,
ligeramente abultado el lóbulo frontal, por lo general zurdos o
ambidiestros. Comen poco, e incluso, algunos son vegetarianos por no
soportar la carne", añade.
Y es que, según estima Paoli, en 1999 esta nueva raza ya abarcaba el 80% de
la población infantil mundial, por lo general en querubines menores de diez
años de edad.
De acuerdo a Paoli, la crianza y los valores que se transmitan a los niños
de la actualidad, requiere de parte de padres y especialistas una revisión.
Y para ello hay que tomar en cuenta, ante todo, que las criaturas de la
Nueva Era no aceptan la imposición ni la autoridad, rechazan la
manipulación, la inautenticidad y la deshonestidad. Tampoco aceptan los
viejos trucos de la disciplina basados en crear temor y culpa.
"A estos pequeños seres les gusta ser tratados y honrados como individuos"
apunta Paoli en su Material de Apoyo para la Educación de los Niños del
Futuro. Por ello la especialista considera que la crianza emocional debe
basarse en la visibilidad y transparencia.
"A los los niños índigo no se les debe avergonzar ni culparlos, mentirles ni
gritarles. Por el contrario, hay que preservarles la autoestima. Se les debe
brindar la posibilidad de elegir y, al mismo tiempo, evitar la comparación.
Deben recibir disciplina sin emoción", agrega la psicóloga.
Otras características importantes para la crianza emocional de los infantes
es estimular su excelencia, mas no la competencia entre individuos. Y,
además, involucrar el buen humor. Según Paoli, existen palabras claves
durante el proceso de enseñanza de los pequeñines, de acuerdo a su edad
biológica, basados en las Siete Leyes Espirituales para los Padres. Por
ejemplo:
Hasta el primer año de vida: los vocablos esenciales son amor, afecto y
atención. "A los bebes hay que tocarlos, abrazarlos, proveerles mucha
seguridad y, además, jugar con ellos", explica.
Entre el primer y segundo año: Hay que resaltar los términos libertad,
respeto y estimulo. "Durante esta etapa se prueba el desapego a los padres.
No hay que condicionarlos a través del temor. Hay que evitar que el niño
conecte el dolor como sinónimo de malo, de debilidad. Si así fuese no habría
espacio para el crecimiento espiritual", afirma Paoli.
Entre los 2 y 5 años: Merecimiento, explorar y aprobar, son las palabras
claves, época de transición entre el Yo Soy y el Yo puedo. "Si le reprimimos
el sentirse poderoso no se lograra que sea un adulto capaz de enfrentar
cualquier reto", enfatiza la especialista.
Entre los 5 y 8 años: el niño ya asimila conceptos más abstractos. Por ello
hay que manejar los términos dar, compartir, aceptación, verdad y no juzgar.
"A ellos les encanta compartir cuando sienten amor. Si se les enseña que
para dar tienen que perder algo, entonces no aprenden el verdadero
significado de dar. En cuanto a la verdad, deben aprender que va acompañada
de un sentimiento agradable y no como antesala a un problema, en caso de
ocultarla".
Entre los 8 y 12 años: El niño ahora convertido adolescente, requiere que
los padres manejen términos como la experiencia, la responsabilidad y el
estar alerta. "Los que aprendieron las lecciones de la crianza espiritual,
entonces reflejarán la confianza de sus padres. De lo contrario, se
encontrara confuso, cederá a las presiones amistosas y buscará experiencias
indiscriminadas".
De acuerdo a Paoli, los colegios y demás centros educativos, deben estar
atentos para reconocer la presencia de niños índigos dentro de las aulas
escolares. A su juicio, estos particulares alumnos no funcionan con los
métodos de enseñanza tradicionales. Por el contrario, "aprenden de forma
reflexiva y participativa, mas no mediante la memorización. Por ello no
extraña que a muchos de estos pequeñines se les califique como niños
problemas, ya que se dispersan con gran facilidad durante las clases". |
|