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ESCATOFILIA
Y PARAFILIA
Los escatofílicos envían mensajes de texto, sonido o imágenes a sus victimas
con proposiciones indecorosas
Las relaciones amorosas y sexuales no existirían sin comunicación. Primero
de persona a persona. Luego, con la escritura, la fotografía, el teléfono, y
ahora encontramos niveles extraordinarios para el intercambio de mensajes
eróticos con la supercomunicación informática.
También, en las relaciones afectivas o pasionales han convivido las
parafilias que son patrones de comportamiento sexual en donde el factor de
placer preponderante no es el acto sexual propiamente dicho: el coito, sino
que el gozo y satisfacción sexual lo provocan otras actividades o
específicamente algún tipo de persona o incluso, un animal o un objeto
inanimado. En el campo de la psicología, algunas parafilias pertenecen al
ámbito privado de las personas como el fetichismo, pero no cuando las
parafilias causan daño propio o a terceros como el sadismo o el masoquismo,
y en el caso de que representen delitos, como la pedofilia.
Entre las parafilias que se dan en la comunicación se encuentra la
escatofilia en las cartas de amor, que se caracteriza por mensajes con
procacidad, utilizando palabras y frases groseras o directamente sexuales,
en donde la persona se excita al escribirla o quien la recibe lo hace al
leerlas. Es importante aclarar que en los parafílicos el leer o escribir las
obscenidades es lo vital y no el acto sexual con el otro. En el campo
informático tendríamos la Escatofilia Informática a través de teléfonos
celulares, chats o de comunicación directa usando video, sonido y teclados.
Las escatofilias hay que diferenciarlas de la Erotonofilia en donde es usual
que las parejas utilicen un lenguaje erótico pero lo grosero no es el centro
del placer, sino el erotismo expresado.
En los casos de comunicación con sonido y/o imágenes, se incorporan al
lenguaje vulgar el tono de lo dicho y la expresión verbal y corporal.
Los escatofílicos activos que originan el mensaje llaman o les envían
mensajes de texto, sonido o de imagen a sus victimas con proposiciones
indecorosas, correos subidos de tono, usando malas palabras, gemidos o
gritos eyaculatorios u orgásmicos. Esta acción en sí mismo satisface al
escatofílico, aunque la persona que reciba el mensaje no de su
consentimiento. Su excitación aumentará en la medida que se atienda su
mensaje sin cerrar la comunicación. Llegando al clímax cuando la persona
mantiene el canal de comunicación abierto y además participa. En este caso,
tenemos a una o un escatofílico pasivo que obtiene placer sexual al leer,
oír o ver mensajes escatológicos u eróticos, siendo esta actividad más
significativa y substancial que la cópula. |
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