CUANDO LOS
PADRES PASAN MUCHO TIEMPO FUERA DE CASA
Las características de las familias en la sociedad occidental han cambiado mucho
en los últimos años y el tiempo de interacción entre padres e hijos se ha visto
reducido de forma muy significativa como consecuencia principalmente de dos
factores: la incorporación de la mujer a la vida laboral y el incremento en
muchos casos de la duración de la jornada laboral.
Por ejemplo, mientras que en España al comienzo de la década de los
sesenta, tan sólo el 15 por ciento de las mujeres trabajaba, en 1998 lo hacían
el 39,5 por ciento y en el año 2005 dicho porcentaje ha crecido hasta el 47 por
ciento. Según el informe de Eurostat, los españoles son, con una media de 39,6
horas a la semana, los que más horas pasan en el trabajo (sólo por detrás de
Grecia, cuya media semanal es de 42,4 horas), pero con una de las
productividades más bajas de la Unión Europea.
Como resultado de ambos factores, los padres en general tienen hoy en día menos
tiempo para estar con sus hijos, lo que genera una problemática nueva.
La ausencia de los padres de casa conlleva una serie de riesgos, tanto para el
propio hijo como para los padres; además, se reduce el tiempo de interacción, lo
que influye en la relación afectiva entre ambos.
A menudo los padres en esta situación generan un sentimiento de angustia y
culpabilidad que dificulta aún más la relación con el niño. Sin embargo, debemos
mostrarnos seguros y con confianza ante nuestros hijos para transmitirles
seguridad. Es fundamental que los niños no sientan esa culpabilidad en sus
padres, pues de esa forma lo único que conseguiremos será favorecer en el niño
conductas de manipulación. Demostrémosles nuestro amor y cariño, pero a la vez
seamos firmes en nuestras decisiones; de esta forma favoreceremos un correcto
desarrollo emocional.
Cuando son pequeños, habitualmente no estamos el tiempo suficiente con ellos
para jugar y trabajar las principales áreas de desarrollo, pero durante la
adolescencia el problema no desaparece, pues aunque no demandan esa atención
continua, siguen necesitando nuestra presencia. Por otra parte, es conveniente
que controlemos el tiempo que pasan hablando por teléfono, con los videojuegos,
televisión, Internet...
No es fácil conocer las dificultades de nuestro hijo si no pasamos el suficiente
tiempo con él.
Una falta de control sobre el comportamiento de los hijos dificulta su
desarrollo. Ya hemos insistido en espacios anteriores en la necesidad de los
límites y las normas.
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